PELIGROS DE LAS CONEXIONES


   El asunto de internet y las redes sociales está preocupando cada vez más y más pronto a muchos padres. Los niños demandan cada vez antes un móvil o una cuenta de correo para poder chatear con sus amigos.

  La gran cuestión para muchos es qué hacer, si resistirse a la tendencia generalizada o mantenerse firme en lo que considera mejor. De entrada va a depender mucho de las circunstancias: padres separados, niños que van y vuelven solos del cole, etc. Eso sólo puede calibrarlo cada padre y/o madre.
  Hay padres que justifican su tolerancia a que tengan móviles (o cuentas en redes sociales) con 10 o 12 años porque sino, van a ser unos desadaptados a los que los demás van a apartar...bueno, nuestra infancia está cargada de momentos en los que algunos tenían cosas que nosotros no y viceversa. Sinceramente, no creo que nada de eso traumatice a los niños. Lo que sí es importante es que sepan vivir con tolerancia la frusración de no tener siempre lo que quieren en el momento que lo quieren. No pasa nada, esto es un aprendizaje para la vida. 
  Por otro lado, si finalmente llegamos a la conclusión de que es "necesario" (lo escribo entrecomillado porque todos sabemos qué es lo realmente NECESARIO, pero en fin), es bueno que se hagan responsables, que les enseñemos el uso racional de esas herramientas, que les mostremos el camino de la privacidad y la importancia de la misma. Que no se sobreexpongan innecesariamente y, sobre todo, que no pierdan el norte de su vida por estar permanente conectados con otros. Lamentablemente, en los ejemplos que vais a ver más abajo, muchos niños y jóvenes (y muchísimos adultos) no disfrutan del momento presente, sea el que sea, porque están constantemente conectados a una pantalla, contando dónde están, qué hacen, con quién...pero no VIVIÉNDOLO realmente. En algunos casos se está perdiendo el respeto por el interlocutor que tenemos enfrente, al que ignoramos en pos de un dispositivo que nos conecta con los 500 amigos que parece que hay que tener para ser una persona de éxito. ¿No os parece todo muy loco? ¿No creeis que está en nuestra mano también educar en este ámbito para que ni nosotros ni futuras generaciones caigamos en esta patología hipercomunicativa?

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