Por naturaleza, es conocido que los niños mienten, en algún instante de sus vidas. Ello suele ocurrir con frecuencia en los pequeños menores de cinco años, lo cual es comprensible porque se encuentran en una etapa donde todo es fantasía y magia. Sin embargo, cuando observamos que superada esta edad continúa en esta práctica, debemos preocuparnos, ya que podría ser un indicio de inseguridad o falta de autoestima, miedo a decir la verdad. Como padres hay que darles el ejemplo necesario, por ello evita lanzar una mentira delante de ellos. Algunas personas han mentido en diferentes momentos de sus vidas, ya sea por conveniencia, interés, respeto, necesidad, desesperación o simplemente por gusto. Las mentiras evolucionan junto con nuestra personalidad, embargo, si ésta se convierte en algo persistente, llegando a trastornar nuestra vida o la de los que están a su alrededor, se convierte en algo patológico y peligroso.