UNA PRISA QUE MALTRATA
Se ha implantado en nuestras vidas la prisa, para todo. Llegamos a descansar con tanto cansancio que casi ni podemos hacerlo con paz, hasta un cierto tiempo. La prisa se puede hacer amiga de la ansiedad. Mientras estamos haciendo una cosa ya estamos pensando en la siguiente. Estamos viajando y queremos que termine cuanto antes, en el trabajo es un hacer con agobio, pensando a quien rendimos cuentas, que tengamos éxito, que avalen nuestro esfuerzo, no hay tranquilidad, reposo; en la familia pendiente del móvil de las llamadas.... no nos estamos quietos, saboreando donde estamos. Nuestro gesto se desfigura, y no somos capaces de atender con paciencia a quien lo necesita. Hay quienes pueden pensar que tener prisa es algo de las personas muy ocupadas, no tenemos tiempo que perder, puede parecer una costumbre de los altos ejecutivos que deben optimiz