ALMAS DE CRITERIO
El trabajo de formación requiere paciencia, esfuerzo… y, sobre todo, oración y cariño. Esto comprende a padres, profesores, directores de empresa, de trabajo..... La vida cristiana de muchos –y, con ella, su felicidad– depende también de la santidad de quienes están a su lado y de su capacidad para ser verdaderamente ejemplares: de que vivan aquello que predican y de que busquen crecer en las virtudes que enseñan. No es fácil formar personas de criterio si no se comienza por uno mismo: «Alma de apóstol: primero, tú. (…) No suceda –dice San Pablo– que habiendo predicado a los otros, yo vaya a ser reprobado».