CREO EN DIOS PADRE
Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del
cielo y de la tierra
¡Dios está vivo!
Creo en Dios Padre todopoderoso. Lo creo y lo vivo. Soy
sacerdote, y, por ello, ministro del Señor. Y también, parafraseando a san
Agustín, soy cristiano. No estoy por encima de los demás, sino que con ellos
comparto la fe y la vida. Y mi fe no se distingue de la suya.
Una vez pregunté a un niño de cinco años dónde estaba él
hacía cinco años y medio; y me dijo: «En la tripota de
mamá»; y le pregunté: «¿Y hace seis?» No supo contestarme. Le dije: «En la tripota de Dios. Si Dios no te hubiera querido
antes, y no hubiera soñado con crearte, tú no estarías aquí».
Puedo decir con mi vida que Dios Padre siempre me ha
cuidado. Siempre me ha perdonado los pecados, y siempre me ha acogido. ¡Él es
fiel!, y esta verdad de la fe me da fuerzas para vivir el ministerio. La vida y
el ministerio me han enseñado mucho; a abajarme, a no querer ser el dueño de mi
vida, a dejar a Dios ser Dios. Puedo también decir que, cuando, por unas cosas
u otras, he prescindido de Él en mis decisiones, Él se las ha arreglado para
que se hiciese su voluntad, siempre mejor que la mía.
Reconozco que todo lo que tengo es suyo: mis padres, la
vida, el universo, mis dones particulares, la Iglesia , la comunidad.
Creo que me quiere un montón, y así se lo cuento a los demás; a veces, hasta lo
siento y me emociona. Este verano, junto con unos jóvenes, haciendo una
experiencia de misión, nos veíamos inundados por su amor a nosotros y a las
personas con las que tratábamos. No creíamos en Dios, lo sentíamos, lo
experimentábamos.
En tres palabras: ¡Dios está vivo!
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