Y VIENDO AL NIÑO, LOS REYES MAGOS SE POSTRARON.....
LLEGÓ LA EPIFANÍA, LOS TRES REYES MAGOS, SIGUIERON A LA ESTRELLA Y SE ENCONTRARON CON LA SAGRADA FAMILIA, EN EL ESTABLO.
Los Magos de Oriente. Ellos eran también y sobre todo hombres que tenían valor, el valor y la humildad de la fe. Se necesitaba tener valentía para recibir el signo de la estrella como una orden de partir, para salir –hacia lo desconocido, lo incierto, por los caminos llenos de multitud peligros al acecho. Podemos imaginarnos las burlas que suscitó la decisión de estos hombres: la irrisión de los realistas que no podían sino burlarse de las fantasías de estos hombres. El que partía apoyándose en promesas tan inciertas, arriesgándolo todo, solo podía aparecer como alguien ridículo. Pero, para estos hombres tocados interiormente por Dios, el camino acorde con las indicaciones divinas era más importante que la opinión de la gente. La búsqueda de la verdad era para ellos más importante que las burlas del mundo, aparentemente inteligente.
Los Magos siguieron la estrella, y así llegaron hasta Jesús, a la gran luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (cf. Jn 1,9). Como peregrinos de la fe, los Magos mismos se han convertido en estrellas que brillan en el cielo de la historia y nos muestran el camino.
Espero, que lo que hemos vivido estos días de Navidad, deje un poso en nuestras vidas, y como los Reyes Magos, hagamos frente a la luz de la estrella, y caminemos con valentía en el camino de nuestra FE.
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