MEDJUGORE, UN REGALO DESCOMUNAL?





Juan Manuel Cotelo estrena «Mary´s Land» el 5 de diciembre
«Medjugorje es un regalo descomunal», afirma el director de «La Última Cima»

La investigación que has emprendido en este proyecto de Mary’s Land, en todas sus partes y de una u otra manera, confluyen en Medjugorje. ¿Por qué?-Refleja la realidad de mi propio itinerario de fe, que hace unos años ignoraba por completo ese lugar y hoy, en cambio, es un hito destacado en mi camino hacia Dios. 

»La primera vez que oí hablar sobre Medjugorje fue en Puerto Vallarta, México, hace ocho años. Luego me hablaron de ese pueblito, en muchos otros lugares de Europa y América, sin que me afectara ni me interesara en absoluto, por doble motivo: porque siento un rechazo inmediato a los lugares aglomerados, y porque no he sido educado para creer en apariciones, ni en milagros, ni me han abierto el corazón o la mente a hechos que se salgan de lo rutinario. 

»He sido el prototipo de creyente alérgico a todo fenómeno extraordinario, lo cual es una contradicción enorme, puesto que toda acción de Dios es extraordinaria, aunque sea silenciosa: la encarnación de Dios, una sola misa, una confesión, un bautizo, ¡son hechos tan extraordinarios!, que cuando los miras en su dimensión real, te conmueves hasta los tuétanos.

-¿Dices entonces que nos cuesta creer en los milagros porque nos hemos acostumbrado a la acción de Dios? Entonces, ¿qué tipos de creyentes somos?
-Ese es el problema, que nos acostumbramos a lo más grande y milagroso, y lo acabamos considerando "ordinario". Nos parece "normal" que Dios se haga alimento, que Cristo se entregue cada día por mí, que un sacerdote sea instrumento capacitado por Dios... y tantas cosas maravillosas que tenemos al alcance de nuestra mirada envejecida, caducada. 

»Hemos encerrado todo eso en el cajón de "lo ordinario"... y así nos va: tibios, aburridos, con una fe repelente, que rechaza todo lo que nos saque de la rutina cómoda. Cabezas pensantes, con el corazón dormido.

-¿De ahí entonces el problema para enfrentarnos a fenómenos como el de Medjugorje?
-Medjugorje es una de esas realidades extraordinarias, vestidas de sencillez y humildad, pero con potencia demostrada para transformar cualquier vida, para despertarnos a los tibios. Las conversiones sucedidas en Medjugorje no son un acto de fe, sino un hecho que puede constatar cualquier notario. Si de verdad te atreves a investigar, sin prejuicios y sin miedo, sobre la acción de la Virgen, hoy, en el mundo, acabas pasando por Medjugorje, aunque empieces tu investigación en Taiwan.

-¿Por qué tuvo tanto impacto en tu vida Medjugorje como para que le dediques tanto tiempo y trabajo?
-Un día acabé yendo allí, con todos mis prejuicios a cuestas, y regresé renovado, consciente como nunca de la necesidad de dejar que Dios llegue al centro de mi corazón, sin quedarse en la fachada. Podía haber sucedido en otro lugar... pero sucedió en Medjugorje.

-¿Qué ha supuesto para ti para haberte embarcado en un proyecto como este, que abre tantos frentes a la vez? -Este es un proceso abierto, fuera de control. No trato de dominar la acción de Dios en mi propia vida. Le pido que, lo que tenga que ser, sea. Que yo no lo frene con mis dudas, con mis miedos, ni con los cálculos de mi mente enana. Procuro vivir el día a día, dejándome llevar por su mano suave, nunca brusca. Medjugorje ha sido y es para mí un regalo de tamaño descomunal, en mi vida y en la de mi familia. Un regalo que llegó por sorpresa, que no caducará, aunque nunca más regresemos por allí.

- Mucha gente, dentro de la Iglesia, se pone muy nerviosa en cuanto se pronuncia la palabra Medjugorje, porque Medjugorje no está reconocido por la Iglesia como un fenómeno de apariciones auténticas...
-Ni hay prisa en que eso suceda. Me encanta la sabiduría, la prudencia y el ritmo con el que actúa la Iglesia, en todo proceso de investigación. Es algo que nos libra de nerviosismos y juicios precipitados, derivados del entusiasmo pasajero y de la emotividad pura. 

»Pensemos en el proceso de beatificación de alguien. Yo puedo pensar que mi padre, mi hermana, mi abuela o mi tío son santos y están en el Cielo. Puedo estar convencido de ello, puedo rezarles, con una seguridad moral profunda, avalada por mi experiencia personal. Lo que no debo hacer es pintar sobre su foto una aureola, ni meter su figura en una hornacina, hasta que la Iglesia investigue y descubra la santidad de su vida. 

»Al final del proceso, puede suceder que declare: "Sí... esa persona es santa... y no es una opinión entusiasta ni precipitada, sino que la conclusión viene avalada por una investigación humana y por una intervención divina, por un hecho inexplicable por causas exclusivamente humanas, un milagro." Sin esa firma inequívoca de Dios, la investigación concluye de otro modo: "No sabemos si esta persona está en el Cielo o no, sólo Dios lo sabe." 

»En el caso de las apariciones de la Virgen, el proceso es similar. Se investiga, sin poner en duda el testimonio de las personas, pero esperando encontrar la huella inequívoca de Dios, en factores sobrenaturales, milagrosos. Sin esa constancia, que supere la mera sospecha, la Iglesia calla. Hoy por hoy, el juicio prudente, sensato y sabio de la Iglesia sobre Medjugorje, es ése. La investigación sigue abierta y veremos cómo y cuándo concluye. La primera y la última palabra, en las iniciativas de Dios, la tiene Dios.

-Vale, pero si la Iglesia dijese que lo de Medjugorje al final es una estafa, ¿qué hacemos con tu película?
-Pues lo mismo que si dice lo contrario. No van por ahí los tiros de la investigación planteada. Hubiera sido un error estúpido caer en esa investigación de hechos externos pasando de largo ante lo esencial: Es una investigación "de asuntos internos". ¿Esa mujer es mi madre, sí o no? ¿Puedo hablar con Ella aquí, donde estoy ahora, o necesito irme a un templo? ¿Cómo puedo hablar con Dios, si no le veo? ¿Puedo amar a Dios en medio de mi sufrimiento? ¿Es un Dios para los buenos o también aspiro a su misericordia si he cometido atrocidades? ¿Qué tengo que ver con Cristo? ¿Qué relación tiene su muerte con mi vida? ¡Ésas son las preguntas que se plantean en la investigación, no si se aparece o no la Virgen en Bosnia! 

»La película va a las esencias, como hace y dice el Papa Francisco, sin quedarnos en lo anecdótico ni en lo circunstancial. Por supuesto, mencionamos esos hechos sorprendentes que la Iglesia conoce e investiga en Medjugorje, sin miedo a la verdad, pero la mirada apunta más allá de lo noticioso. 

»Va al interior del ser humano, a nuestra relación con Dios y con la Virgen, a quien la Iglesia reconoce y declara como Madre de todos los hombres, sin excepción. Uno de esos hijos es el Abogado el Diablo, protagonista de la película.

-¿En Roma conocen su película? ¿Algún eclesiástico aquí o allí ha tratado de controlar su contenido antes del estreno?
-Esta pregunta es muy divertida. No es usted el primero que se lo plantea. Le voy a contar algo: hace unos meses fui invitado por el Vaticano para intervenir en un acto organizado con motivo del Año de la Fe. Aprovechando ese viaje, pedí a una autoridad eclesiástica de mucha responsabilidad -no era el Papa, tranquilo- que viera la película, por si me recomendaban alguna corrección. 

»Lo cierto es que yo tenía tranquilidad absoluta al respecto, sobre todo tras escuchar al Papa cómo animaba a todos a evangelizar, sin miedo. Les pidió a los obispos, en Río de Janeiro, que confiaran en los jóvenes, aunque se arriesgaran a "hacer macanadas". Dijo que "también los Doce Apóstoles las hicieron." Bueno, el caso es que el Papa invita a la libertad, no al control ni al miedo... pero junto a mí había personas cercanas que estaban cagaditas de miedo por la sola mención de la palabra "Medjugorje" en la película. Por eso quise que vieran la película en Roma, no para tranquilizarme, sino para tranquilizarles.

-¿Cual fue la respuesta de Roma?
-Fue contundente: "¿Necesita usted permiso para contar que hay conversiones en Valencia? ¿Verdad que no? Pues tampoco necesita permiso para contar lo que sucede en Medjugorje. ¿Necesita permiso de la Iglesia para entrevistar a alguien, piense lo que piense o diga lo que diga? Pues tampoco pida permiso para entrevistar a quien diga que ve a la Virgen. 

»No espere que el Papa, ni yo, ni nadie, ejerzan sobre usted o su película una censura que hace tiempo desapareció en la Iglesia. Actúe con libertad, en conciencia, ante Dios." Aquella respuesta puso fin a mis temores, aunque sigo encontrándome con personas que tienen pánico a la libertad de los laicos, pánico a mencionar "Medjugorje", "videntes", "milagros", "apariciones", "conversiones..." Tienen pánico a conocer la verdad.

-Uno de los puntos de mayor tensión de la película se da cuando un travesti, con una imagen de la Divina Misericordia en la mano, le dedica a Jesucristo palabras de auténtico amor y agradecimiento, a pesar, según dice él mismo, de todos sus vicios. 
-Hubo quien se escandalizó cuando vio a Jesucristo comiendo a gusto en casa de publicanos y pecadores. Hubo quien se escandalizó al escucharle decir palabras de amor a prostitutas. Hubo quien se escandalizó de que el amor de Jesucristo fuera para todos, sin excepción, aunque con una mirada de especial ternura sobre los más necesitados. 

»El Evangelio es actual. Sigue sucediendo, no hemos de extrañarnos. Hay quien se escandaliza de que el padre de la parábola celebre una fiesta con el hijo arrepentido. Se escandalizan de que Cristo canonice a un ladrón que estaba crucificado junto a Él por sus pecados. Jesús, pura ternura y dulzura, dedicó estas palabras nada complacientes a quienes iban de buenos, sabios y sanos, dando lecciones de buena conducta a los demás: "Raza de víboras, sepulcros blanqueados, veis la mota en el ojo ajeno pero no veis la viga en vuestro ojo, hasta las prostitutas os adelantarán en el reino de los cielos."

-Si yo me identifico como tú en Mary´s Land con un católico tibio de los que habla Jesús en el Evangelio, y nace en mí un deseo de cambio, ¿qué me recomiendas?
-Te diría que nunca es demasiado tarde, ni demasiado pronto, para dejarte amar y para empezar a amar. En la relación con Dios, la iniciativa es suya. Nosotros ya somos amados. Ya somos comprendidos y perdonados, antes de saberlo y antes de corresponder a ese amor. 

»Todo lo que hace falta es aceptar ese amor gratuito, no rechazarlo, vencer el miedo al amor. Cuando aceptamos que somos amados tal como somos, no como podríamos ser, nos resulta más fácil amar a los demás tal como son, sin espectativas. Así que levanta la barrera que has puesto al amor y verás que eres más libre que antes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

UNA ROSA EN EL LODO

DEJAR HUELLA