NO LEVANTEMOS MURALLAS NI BARRERAS A DIOS....


Ayer  se  cerraba  la  Puerta  Jubilar  de  la  Misericordia;  todo  un  año  donde  miles,  cientos  de  personas  han  pasado  por  la  reconciliación  con  Dios,  queriendo  reconocer  sus  debilidades  y  sabiendo  que  Dios  es  imprescindible  en  sus  vidas.....

Ayer  no  querían  perder  esta  oportunidad  de  ganar  Indulgencia  Plenaria,  que  nos  lleva  a  limpiar  las  penas  de  nuestro  corazón  "tonto,  a  veces  que  prefiere  las  lentejas"




Me  preguntaba  ¿porqué?  Porqué  gente  buena,  con  valores,  con  formación,  con    conocimiento de  la  felicidad  de  estar  en  gracia....se  deja  llevar  "por  el  no  te  conozco  de  San  Pedro  en  sus  negaciones."

No  queremos  comprometernos,  no  queremos  que  vean  nuestras  buenas  obras  realizadas  con  un  fin....tenemos  grandes  respetos  humanos  para  sentirnos  abanderados  de  nuestra  fe. Para  decir  soy  católico,  y  ésto  es  lo  que  salva  mi  vida  día  a  día..

El corazón ha levantado murallas y barreras. ¿Hay espacios para la esperanza? ¿Es posible una brecha para el cambio? 

No desea ayudas, ni consejos, ni consuelos. La pena dejó tapiadas puertas y ventanas. Un conocido, un familiar, un amigo, han cerrado su alma con candado.
¿Hay espacios para la esperanza? ¿Es posible una brecha para el cambio? Dios mismo se detiene ante las puertas del castillo. No puede forzar a quien no desea recibir caricias ni socorros.
Solo queda esperar. Quizá algún día descubramos una grieta en la muralla, un espacio que permita una pequeña transfusión de aire nuevo, una fisura que abra oportunidades para empezar un proceso de escucha.
Si el corazón rompe sus miedos, sus soberbias, sus rencores, sus amarguras, será posible empezar un camino de curación interior. Si, además, el alma inicia a escuchar a Dios que habla de mil modos, también desde familiares y amigos buenos, comenzará el milagro de una sanación profunda.
Vivimos en un mundo donde tantos hombres y mujeres necesitan ayuda y no la buscan, o no saben cómo acogerla. En este mundo las grietas sanas abren espacios a cambios buenos, porque Dios transforma a quienes dejan rendijas abiertas a sus gracias.


Seguramente hoy se ha abierto una grieta en la muralla de un alma. La ayuda llega. La mente respira aires nuevos. El corazón siente un bálsamo de ternura. La misericordia invita al arrepentimiento. Alguien llora sus pecados y reconoce que existe un Padre bueno que nos ama sin límites...

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