INGENIOSA COMEDIA CON ABUNDANTE CRITICA SOCIAL
UNA VIDA A LO GRANDE
Original y sugerente parábola de anticipación al futuro que puede aguardar a una humanidad demasiado narcisista. El director, Alexander Payne, vuelve a trabajar en el guion con Jim Taylor; ambos firmaron antes los libretos de Election, A propósito de Schmidt y Entre copas.
Un colosal logro científico –la posibilidad de reducir el tamaño de las personas– podría cambiar el mundo, detener el cambio climático, frenar el consumo y lograr una distribución más equitativa de las riquezas que, a partir de ahora, serían más abundantes. Pero, aunque las personas disminuyan de estatura, su ego sigue siendo descomunal.
Existe un problema de cambio de tono en varios momentos. Payne se arriesga y no acaba de lograr que todo cuadre. Pero se agradece su audacia, que le lleva a evitar simplismos. Los avances científicos más vanguardistas se pueden usar para oprimir a las personas; los cínicos y los aprovechados existen en todas partes, y pese a todo tienen su corazoncito –Christoph Waltz y Udo Kier, pillos contrabandistas serbios–; y aunque está bien aspirar al ideal de una sociedad perfecta, hay que mirar las utopías con sano escepticismo, que no cinismo.
En tal sentido, la introducción del atractivo personaje de la activista vietnamita Ngoc Lan Tran –la desconocida Hong Chau borda su papel– es un hallazgo, que supone todo un revulsivo en la vida del mediocre Paul, quien empieza a saborear la satisfacción de ayudar a los demás desinteresadamente. La puesta en escena se beneficia de unos muy buenos efectos visuales para mostrar a seres diminutos en el mundo de las personas normales.