EN EL ENAMORAMIENTO, EL TIEMPO IMPORTA


Enamorar o enamorarse de verdad, es un estado de fortuna. No son solo las mariposas en el estómago, sino que es como si sintieras de pronto que todo es posible, que tienes toda la vitalidad del mundo y eres capaz de enfrentar lo que sea. También es un estado efímero, que da paso a una ruptura o a un amor con mayúsculas, de los que se cuecen a fuego
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No decidimos cuándo enamorarnos, ni de quién exactamente. Por lo general, parece que es el azar el que decide dónde, cuándo y de quién. Sin embargo, lo que sí se puede decidir es crear las condiciones para que el amor llegue y se quede.
“Siempre hay un poco de locura en el amor. Pero siempre hay también un poco de razón en la locura.” -Friedrich Nietzsche
En el corazón debe existir la disposición a amar. Debe haber apertura hacia el amor. De lo contrario, por más que llegue una persona maravillosa a tu vida, no vas a ser capaz de verla, de valorarla o de dejar que te vea y te valore.
Incluye nuevas actividades en tu vida. Al hacerlo estarás cumpliendo dos propósitos: conocerás gente nueva y saldrás de la rutina que has llevado hasta ahora.
Al realizar nuevas actividades el cuerpo y la mente entran en una dinámica que prepara las condiciones para que llegue lo nuevo. Ese algo, bien puede ser el amor, que, probablemente, no tocará a tu puerta. Debes salir a buscarlo, sin afanes, ni angustias. En el momento menos pensado va a sonreírte.
Lo mejor es que le des tiempo a cada persona que conozcas y que se muestre interesada por ti. No pretendas que la llama se encienda de inmediato: a veces pasa, a veces no. Pero lo cierto es que hay muchas relaciones que se hacen de tiempo, no de “chispa”. Por eso, si te agrada una persona, dale la oportunidad de darse a conocer. No te quedes con la primera impresión solamente. Esto  es  muy  importante  hay  hábitos,  formas,  gestos, relaciones familiares  que  se  descubren  con  el  tiempo..... por  tanto  ese  tiempo  importa.

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