ALMAS DE CRITERIO
El trabajo de formación requiere paciencia, esfuerzo… y, sobre todo, oración y cariño. Esto comprende a padres, profesores, directores de empresa, de trabajo..... La vida cristiana de muchos –y, con ella, su felicidad– depende también de la santidad de quienes están a su lado y de su capacidad para ser verdaderamente ejemplares: de que vivan aquello que predican y de que busquen crecer en las virtudes que enseñan. No es fácil formar personas de criterio si no se comienza por uno mismo: «Alma de apóstol: primero, tú. (…) No suceda –dice San Pablo– que habiendo predicado a los otros, yo vaya a ser reprobado».
Quien tiene la misión de formar debe, sobre todo, abrir camino a los demás. No puede contentarse con hacerse oír; ha sido llamado a ser un ejemplo vivo de amistad, rectitud, sinceridad, lealtad, laboriosidad, alegría. Las virtudes humanas son el fundamento de las sobrenaturales, pues permiten practicarlas más acabadamente. Quien se esfuerza por vivirlas termina siendo, quizá sin pretenderlo, un punto de referencia, un amigo del que cabe fiarse, que mantiene la palabra, que está disponible cuando se necesita. Alguien que sabe compatibilizar la verdad y la justicia con la comprensión y el amor. En definitiva, una persona “de una pieza”.
Pero, sobre todo, a través de su vida y sus palabras se adivina su fe, pues cualquier circunstancia atestigua su relación de cercanía con Dios. El cristiano «ha de manifestarse auténtico, veraz, sincero en todas sus obras. Su conducta debe transparentar un espíritu: el de Cristo». Con esta fe que se expresa en obras, enciende a su alrededor afanes de santidad, poniendo espontáneamente a los demás frente a la imagen de Jesús, de modo que correspondan a su amor.
Fe y visión sobrenatural; y también mucho realismo, sentido común y comprensión. La formación humana no es un aspecto secundario en el camino hacia la santidad. La vida interior y la madurez humana se entrelazan: es preciso formar personas que puedan y quieran ser santas, no “santos de pastaflora” que se rompan apenas encuentran dificultades en la vida.
Siempre es necesaria una mirada que ame y corrija, que conozca y reconozca, que discierna y perdone (cfr. Lc 22,61), como ha hecho y hace Dios con cada uno de nosotros».
Empezamos dentro de dos días, una temporada especial en la vida espiritual, que puede ser el principio de un nuevo comenzar, tenemos mas gracia de Dios, y podemos hacer que nuestra vida tenga un sentido distinto.
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