EL HOMBRE DESCAFEINADO

 El estado de bienestar ha puesto de moda los productos «light»: Coca-Cola «light», café descafeinado, leche desnatada, cerveza sin alcohol, tabaco sin nicotina, etc.

Y también el hombre «light», como ha escrito Enrique Rojas, «descafeinado», superficial, sin valores. No le interesan las esencias de las cosas. No le interesa la verdad, sino las apariencias: FANTA, «Sabor a naranja». No tiene nada de naranja. Son polvos y química. Pero vale. Sabe a naranja. Esto basta, aunque no sea naranja.




Este hombre «light», «descafeinado», al carecer de valores, es permisivo con todo. Todo le da igual. Es indiferente. «Pasa» de todo. Todo vale. ¡Qué más da! No vale la pena luchar por nada. Ni esforzarse por nada. Ni enfadarse por nada. Sólo quiere vivir cómodo y tranquilo. No quiere preocupaciones. Su único ideal es suprimir todo lo que le suponga problemas. Todo vale. Cada cual tiene su verdad. La verdad absoluta no existe.

Esta postura es ridícula. Evidentemente que hay verdades absolutas. Un círculo no puede ser al mismo tiempo un cuadrado. O es círculo o es cuadrado. Pero no las dos cosas al mismo tiempo.
 El relativismo general es inaceptable. Un relativismo moral sería el caos. Nadie puede defender que la calumnia es buena. Nadie puede defender que sea lícito condenar a muerte a un inocente, como ocurre con el aborto. Los abortistas subordinan a su egoísmo el derecho a vivir de un ser humano inocente.

Pero al hombre «descafeinado» todo le da igual. ¿Que millones de niños inocentes son asesinados por el egoísmo de los abortistas?. Ése no es su problema. Su único problema es que le dejen vivir en paz. Por eso es incapaz de interesarse por nada, ni de ilusionarse por nada, ni de entusiasmarse por nada. Y menos sacrificarse por nada. No quiere ideas que le comprometan a nada. Quiere vivir sin leyes, sin normas, sin moral. Hacer lo que le apetezca en cada momento. Sin tener que respetar una moral o una religión.

Hay  un 70%  de  la  sociedad,  ahora  mismo  en  este  estado  de  pandemia,  que  efectivamente  solo  quiere  vivir  en  paz,  una  paz  egoísta,  no  quiere  problemas,  porque  todo  lo  que  ve  alrededor  es  toxico,  y  se  ha  vuelto  "light".

Para el hombre «descafeinado» la verdad es lo que le conviene a él. Lo que le gusta. Pero esto no es así. Las cosas no son como yo quiero que sean, sino como son en realidad. Si el agua de una fuente no es potable, no se convierte en potable porque yo tenga sed. Si no es potable y bebo, me enveneno; aunque yo diga que es potable, porque es lo que a mí me convendría.
Hoy está de moda el maquiavelismo: «el fin justifica los medios». Es verdad lo que a mí me conviene. Es bueno y moral lo que me ayude a conseguir lo que quiero. Para triunfar hay que engañar. Esto produce en el hombre inseguridad y temor. Todos tememos ser engañados.

No podemos fiarnos de nadie. Esto es angustioso. El hombre busca seguridad. Sobre todo, en los temas trascendentales de la vida,  el hombre necesita seguridad si no quiere andar a la deriva entre la esquizofrenia y la paranoia, 

Una Sociedad que elimina a Dios, se suicida. Para el hombre que no respeta a Dios, todo está permitido. Todo vale, si le conviene a él. No negamos la posibilidad de un ateo honrado. Pero esto es excepcional. Un hombre religioso tiene muchas más motivaciones para ser honrado.

El hombre «descafeinado» , como no tiene valores, sólo busca pasarlo bien, divertirse. Poner a algo o a alguien el epíteto de «divertido» siempre cae bien.

El hombre que no sabe a donde va, no puede elegir bien el camino. Quiere probarlo todo sin limitación. Busca nuevas experiencias. El consumismo a tope le deja vacío.

Lo que engrandece y ennoblece a la persona humana es el auténtico amor. Quien sabe amar tiene el corazón lleno de alegría, de paz, de gozo interior y de felicidad. El verdadero amor busca en la otra persona no «algo» para disfrutar, sino «alguien» a quien hacer feliz. Y en esto encuentra la verdadera felicidad. La felicidad del otro es su propia felicidad.

El hombre tiene una tendencia innata a la felicidad. Esto es superior a sus fuerzas. No puede evitar querer ser feliz. Hacia esa meta se dirigen todos sus esfuerzos.

Y para ser feliz hace falta amar y ser amado. Y este amar y ser amado puede referirse a Dios, que también es Persona. Dios es lo más digno de amor que yo puedo amar, y quien me ama más de lo que nadie puede amarme.

Así se explican algunas frases de santos que resultan admirables:«el amor de Dios que siento es tan grande que me parece voy a morir de felicidad», decía Santa Teresa.  Puedes  pensar  ¡que  exageración!!!  porque  eres  descafeinado.

Estos santos han anticipado a la Tierra lo que será la felicidad del cielo: amar a Dios y ser amado de Él.

Hemos  empezado  el  tiempo  de  cuaresma,  tiempo  de   volvernos  hacia  la  Verdad,  hacia  nuestro  Padre  Dios  como  el  Hijo  Pródigo, lo tenía  todo, y  no  le  satisfacía  nada.....puede  que  te  ocurra  lo  mismo.  y  es  que  lo  material  tiene  un  tiempo  de  caducidad,  el  Amor  a  Dios  es  fiel  y  es  para  siempre. 

Nosotros  nos  quejamos, tenemos  ídolos  que  son  nuestras  pasiones,  vanidad, orgullo,  rebeldía, ....  No  nos  hemos  enterado  bien  lo  que  significa  la  Pasión  de  Cristo,  porque  también  la  hemos  descafeinado,  y  no  hace  efecto.
Desecha  esa  parálisis  que  te  consume,  intemperancias, desgana,  pereza,  mi  yo,  mi  yooooo.....

Salvar  nuestras  vidas,  para  hacerlas  útiles,  que  den  ejemplo,  que  sirvan  a  los  demás.......Tirar  los  light  y  los  descafeinados,  con  ellos  no  construyes  NADA. Mira  a  Cristo  Crucificado  por  ti.Así se explican algunas frases de santos que resultan admirables:«el amor de Dios que siento es tan grande que me parece voy a morir de felicidad», decía Santa Teresa.

Estos santos han anticipado a la Tierra lo que será la felicidad del cielo: amar a Dios y ser amado de Él.
El hombre inteligente encuentra el sentido de su vida en la religión.


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