JAVIER PRADES

«L´Osservatore Romano» resalta el texto
Javier Prades explicó en el Meeting de Rimini ante 12.000 personas la sed de infinito del hombre

   La desproporción entre realidad y deseo es la que impulsa al hombre a una búsqueda sin
 confines. Es precisamente esta más o menos consciente relación con el infinito la que pone en
 movimiento a los hombres de todo tiempo, también en esta época dominada por la horizontalidad.

El tema del Meeting de Rimini de este año, La naturaleza del hombre es relación con el
 infinito, está inspirado en una frase de don Luigi Giussani y la conferencia central del mismo
 tema ha sido confiada a don Javier Prades López, uno de los más ilustres hijos espirituales de
 Giussani.

   La vida no es suficiente, Cristo síSon inevitables los paralelos entre la tradición y la
 modernidad en torno al decisivo interrogante, pero Prades López tuvo éxito en el no fácil
 intento de eludir tal dualismo, citando a don Giussani, sin descuidar otros nombres menos
 previsibles pero igual de significativos.

   "La eterna disociación entre realidad y deseo --explicó el rector de San Dámaso- desde 
siempre atribula y hace penar al hombre. Cada uno de nosotros debe aceptar que la vida que
 le espera es demasiado limitada para que se puedan albergar en ella todos aquellos deseos
 que llevamos dentro".

   El drama del hombre que desea demasiado --tanto más cuando logra realizar todos sus propios
 deseos o gran parte de ellos- es la pérdida del sentido de sus pensamientos y sus acciones: se convierte en un hombre incapaz de verdadera experiencia, por tanto no tiene sustancialmente nada
 que decir

   Una metáfora de la tensión hacia el infinito es la del horizonte que, como argumentaba el escultor
Eduardo Chillida, "es inalcanzable" y, si nosotros avanzamos, se desplaza. Por su naturaleza, "el
 horizonte es la patria común de todos los hombres".
Estamos ante un anhelo y una inquietud a los que sólo Jesucristo puede dar respuesta, siendo su Resurrección "el primer y fundamental acontecimiento en el que el punto de fuga se hace
 experiencia del hombre". Porque en la realidad "el punto de fuga es el índice de un más allá,
 este más allá se ha convertido en carne y huesos".

   Si una barca, acercándose al horizonte, se hace cada vez más pequeña (como dicen las populares "Sevillanas del adiós"), don Giussani explicaba que la novedad del cristianismo consiste en lo
 contrario, es decir el horizonte que, sorprendentemente, se acerca al hombre.
El cristianismo debe por tanto afrontar la puesta en cuestión de la mentalidad contemporánea de tres asuntos fundamentales e irrenunciables: la unicidad del hombre en cuerpo y alma; su intrínseca constitución sexual como hombre y mujer; la plenitud del hombre en la sociabilidad natural.
   Podemos conocer por tanto a Cristo, máxima expresión humana del Infinito manifestado en la tierra, y podemos conocerlo mejor en la mendicidad. "El verdadero protagonista de la historia es el mendicante: Cristo mendicante del corazón del hombre y el corazón del hombre mendicante de Cristo", afirmó Prades al concluir de su intervención.





Comentarios

Entradas populares de este blog

UNA ROSA EN EL LODO

DEJAR HUELLA