FAMILIA Y VUELTA A LA NORMALIDAD
La primera jornada de Liga siempre ha tenido un sentido especial: no porque sea más interesante, más disputada, más decisiva, sino porque con ella se inicia la vuelta a la normalidad.
Siempre el fútbol ha marcado el comienzo de la cadencia cotidiana de nuestras vidas. Representa, en cierto modo, la vuelta a la vida diaria, a los hábitos domésticos, al curso monótono de los meses de trabajo. Significa, como septiembre, el inicio del curso normal, que poco a poco va colocándonos en los raíles de nuestra existencia. Después vendrá la “vuelta al cole”, el otoño y, más adelante, el cambio de hora, que nos meterán definitivamente en la órbita de la cotidianidad. En este regreso al ritmo normal, el fútbol ha sido y es un elemento indispensable.
Gracias a lo cotidiano vamos escribiendo el libro de nuestra vida. Lo extraordinario representa los títulos y epígrafes, que se recogen en el índice, pero no hay libro sin ese discurso continuado de la frase que se va hilvanando, paso a paso, al ritmo imperceptible de la prosa.
Nos engañaríamos si pensáramos que nuestra biografía se sustenta en los acontecimientos excepcionales. Sería como quedarse en el índice del libro, sin leer el entrelazado interior. Ninguna persona, por importante que sea, puede ser resumida por lo extraordinario. Si el índice del libro de su vida no ha sido desplegado convenientemente, página tras página, su existencia tendrá, a lo sumo, el valor de un álbum de fotos hojeado por un extraño.
Pero el fútbol, como la vida, a veces nos regala algo extraordinario que debemos aprovechar como un resorte para seguir adelante.
La familia necesita la normalidad, volver a los hábitos, al ritmo cotidiano, al camino llano y tranquilo; pero también aprovechar esos momentos extraordinarios que van surgiendo para saltar de alegría, como cuando hacemos un gol, o reajustar el equipo cuando lo encajamos.
LA FAMILIA ES CONVIVENCIA, Y NOS NECESITAMOS UNOS A OTROS, PARA PODER VIVIR ESE DÍA A DÍA DONDE SURGEN TANTOS ACONTECIMIENTOS.
Hagamos el esfuerzo, de no prescindir ni los padres de los hijos ni los hijos de los padres, y darnos las horas necesarias para incrementar ese cariño, esa unidad, esa confianza, para compartir lo que a cada uno le toque. Pero eso necesita tiempo, saquémolo de donde sea. ES LO MAS IMPORTANTE!!!!!!!
Siempre el fútbol ha marcado el comienzo de la cadencia cotidiana de nuestras vidas. Representa, en cierto modo, la vuelta a la vida diaria, a los hábitos domésticos, al curso monótono de los meses de trabajo. Significa, como septiembre, el inicio del curso normal, que poco a poco va colocándonos en los raíles de nuestra existencia. Después vendrá la “vuelta al cole”, el otoño y, más adelante, el cambio de hora, que nos meterán definitivamente en la órbita de la cotidianidad. En este regreso al ritmo normal, el fútbol ha sido y es un elemento indispensable.
Gracias a lo cotidiano vamos escribiendo el libro de nuestra vida. Lo extraordinario representa los títulos y epígrafes, que se recogen en el índice, pero no hay libro sin ese discurso continuado de la frase que se va hilvanando, paso a paso, al ritmo imperceptible de la prosa.
Nos engañaríamos si pensáramos que nuestra biografía se sustenta en los acontecimientos excepcionales. Sería como quedarse en el índice del libro, sin leer el entrelazado interior. Ninguna persona, por importante que sea, puede ser resumida por lo extraordinario. Si el índice del libro de su vida no ha sido desplegado convenientemente, página tras página, su existencia tendrá, a lo sumo, el valor de un álbum de fotos hojeado por un extraño.
Pero el fútbol, como la vida, a veces nos regala algo extraordinario que debemos aprovechar como un resorte para seguir adelante.
La familia necesita la normalidad, volver a los hábitos, al ritmo cotidiano, al camino llano y tranquilo; pero también aprovechar esos momentos extraordinarios que van surgiendo para saltar de alegría, como cuando hacemos un gol, o reajustar el equipo cuando lo encajamos.
LA FAMILIA ES CONVIVENCIA, Y NOS NECESITAMOS UNOS A OTROS, PARA PODER VIVIR ESE DÍA A DÍA DONDE SURGEN TANTOS ACONTECIMIENTOS.
Hagamos el esfuerzo, de no prescindir ni los padres de los hijos ni los hijos de los padres, y darnos las horas necesarias para incrementar ese cariño, esa unidad, esa confianza, para compartir lo que a cada uno le toque. Pero eso necesita tiempo, saquémolo de donde sea. ES LO MAS IMPORTANTE!!!!!!!
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