CON FE LA FAMILIA, ES POSIBLE
Con fe, la familia es posible
Dios tiene su modo de hacer las cosas: vino al mundo a vivir entre nosotros y no lo hizo ya crecido, sino que nació y vivió en una familia. Dos mil años después, ese modo de ser de Dios también se hace carne en multitud de familias que lo reciben y celebran en medio de su vida. Y todo, porque, con Cristo, la familia es posible
Una continuación de la Navidad: así ha definido el Papa Benedicto XVI la ya tradicional Fiesta de la Familia que se desarrolla en las calles de Madrid por estas fechas. Y no puede ser de otra manera: a la celebración del Nacimiento del Hijo de Dios no puede más que seguirle la alegría por el derroche de vida que trae consigo y que se encarna, en primer lugar, en las relaciones entre marido y mujer, entre padres e hijos, siempre con Jesucristo en medio, haciendo de la familia el mejor lugar en el que uno puede vivir.
Las redes sociales amanecieron el viernes con algunas voces que hacían recordar los tiempos en que la Iglesia en Madrid era acosada y perseguida sin disimulo. Sin embargo, al llegar a la plaza de Colón, uno no podía comprender qué amenaza puede suponer una legión de niños disputándose un bocadillo, haciendo carreras con cochecitos de bebé o levantando las manos para rezar el Padrenuestro.
Y si lo que se celebraba era la Fiesta de la Familia, de alguna manera también se celebraba la fe que nos une a todos. «Sin fe, es imposible garantizar la estabilidad del matrimonio»
«Sin la fe de mis padres, yo no habría nacido», dijo uno de los jóvenes que participó en la introducción a los misterios de un Rosario demasiado abreviado, que supo a poco. «Nuestros padres no tienen mucho dinero, pero somos felices», confirmó otro. «A través de mis padres, he experimentado que Dios me ama», comentó un tercero. Y es que la fe une mucho más que los lazos de la carne; y, al mismo tiempo, hace estos lazos mucho más intensos
Como dijo el Papa en su Mensaje a las familias que participaron en la Fiesta de la Familia: «Sed conscientes de que Dios está de vuestro lado». Así, todo es posible.
Dios tiene su modo de hacer las cosas: vino al mundo a vivir entre nosotros y no lo hizo ya crecido, sino que nació y vivió en una familia. Dos mil años después, ese modo de ser de Dios también se hace carne en multitud de familias que lo reciben y celebran en medio de su vida. Y todo, porque, con Cristo, la familia es posible
Una continuación de la Navidad: así ha definido el Papa Benedicto XVI la ya tradicional Fiesta de la Familia que se desarrolla en las calles de Madrid por estas fechas. Y no puede ser de otra manera: a la celebración del Nacimiento del Hijo de Dios no puede más que seguirle la alegría por el derroche de vida que trae consigo y que se encarna, en primer lugar, en las relaciones entre marido y mujer, entre padres e hijos, siempre con Jesucristo en medio, haciendo de la familia el mejor lugar en el que uno puede vivir.
Las redes sociales amanecieron el viernes con algunas voces que hacían recordar los tiempos en que la Iglesia en Madrid era acosada y perseguida sin disimulo. Sin embargo, al llegar a la plaza de Colón, uno no podía comprender qué amenaza puede suponer una legión de niños disputándose un bocadillo, haciendo carreras con cochecitos de bebé o levantando las manos para rezar el Padrenuestro.
Y si lo que se celebraba era la Fiesta de la Familia, de alguna manera también se celebraba la fe que nos une a todos. «Sin fe, es imposible garantizar la estabilidad del matrimonio»
«Sin la fe de mis padres, yo no habría nacido», dijo uno de los jóvenes que participó en la introducción a los misterios de un Rosario demasiado abreviado, que supo a poco. «Nuestros padres no tienen mucho dinero, pero somos felices», confirmó otro. «A través de mis padres, he experimentado que Dios me ama», comentó un tercero. Y es que la fe une mucho más que los lazos de la carne; y, al mismo tiempo, hace estos lazos mucho más intensos
GRacias a mis padres, por TODO LO QUE ME ENSEÑARON, Y TANTO ME HA SERVIDO. GRACIAS MAMÁ, GRACIAS PAPÁ.
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