DOMINGO DE RAMOS: LA SOLEDAD DEL AMOR


   El Domingo de Ramos, se proclama en todas nuestras celebraciones de la Eucaristía el relato de la Pasión, largo, solemne y conmovedor. Su lectura en una celebración litúrgica hace que la Palabra proclamada se nos presente, una vez más, como espada de doble filo. No podemos quedarnos indiferentes asistiendo como espectadores pasivos a un espectáculo como si nada tuviese que ver con nosotros. Es muy importante que aquellos sucesos, que nos introducen en la grandeza del misterio de nuestra salvación, nos muestren la interioridad con que los vivió Cristo. No estamos ante el relato épico de la ejecución de un gran hombre. Es mucho más. Los sufrimientos de Cristo nos traen la salvación. Y el Señor vive ese momento con un profundo amor, que le ha llevado a entregar la vida libremente por nosotros.
   La celebración de este domingo, con la procesión de palmas y la meditación de la Pasión del Señor
http://www.hablarcondios.org/meditaciondiaria.asp, se convierte en pórtico privilegiado que interpela al creyente y le invita a entrar en la Semana Santa para vivirla con provecho. 

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