NIVEL DE ESTRÉS EN LOS EXÁMENES
Hay quien ha trabajado todo el curso con una media de notas buena o muy buena, los hay que han ido aprobando y otros con cuentas pendientes.
En muchos centros educativos, tanto unos como otros deben enfrentarse al examen final, aunque ciertamente con diferentes objetivos que alcanzar.
Unos optarán a mejorar las notas para su expediente, mientras que otros se enfrentarán a una oportunidad de oro para pasar limpio el curso.
Ante los exámenes finales, diferentes reacciones
La reacción más habitual es un cierto nivel de estrés generado por la perspectiva de afrontar una situación en la que hay factores que uno no puede controlar y cuyo resultado es importante para los adolescentes.
El estrés moderado es positivo, ya que predispone al cerebro a actuar. Sin embargo, cuando esta circunstancia deriva en un cuadro de ansiedad hay que estar preparados.
Esta ansiedad puede derivar también en pasotismo, cuando mientras sus amigos y compañeros se preparan concienzudamente para afrontar los exámenes finales, él o ella parece que ya está de vacaciones. Es posible que le supere la situación, que no sepa cómo reaccionar, o que su desmotivación sea tal que no le merezca la pena actuar. En un caso desarrolla una fobia situacional y en el otro, opta por una conducta de negación o de evitación. En cualquier caso, el temor al fracaso está detrás de esta conducta.
Cómo detectar el nivel de estrés antes los exámenes
Aunque un cierto grado de "nervios" es normal cuando un adolescente está de exámenes, conviene disparar la alerta ante frases del tipo: "No puedo, es imposible, voy a suspender", "Siempre me quedo en blanco", "Me lo sabía, al salir me acuerdo de todo, pero cuando tengo el examen (o al profesor) delante es como si no supiera nada". Manos siempre sudadas, pérdida de apetito o al contrario, un consumo excesivo de algún alimento concreto (generalmente dulces), alteraciones del sueño, aislamiento voluntario...
1. A nivel físico: se pueden dar alteraciones en el sueño, en la alimentación, dolores en el estómago, en la cabeza, sensación de paralización o hiperactivación, náuseas, opresión en el pecho, etc.
2. En el ámbito de comportamiento: el estudiante puede realizar conductas inadecuadas. Antes del examen al verse incapaz de centrarse debido al malestar que experimenta, el estudiante puede pasarse horas enteras viendo la televisión, durmiendo o simplemente dejando pasar el tiempo delante de los libros. El final de estas situaciones puede ser la evitación y/o el escape de esta vivencia que le produce tanto malestar, llegando en ocasiones a no presentarse.
3. En el ámbito cognitivo, por un lado, el estudiante se infravalora ("Soy incapaz de estudiármelo todo", "Soy peor que los demás", "No valgo para estudiar") y/o prevé que va a suspender e imagina unas consecuencias muy negativas del suspenso ("Qué dirán mis padres", "No voy a poder acabar mis estudios", etc.)".
Muchos fracasos escolares proceden de cuadros de ansiedad escolar no diagnosticada y, por
tanto, no tratada.
Cómo ayudar a los adolescentes ante los exámenes
Cualquier cuadro de ansiedad requiere actuar sobre los tres ámbitos en los que la persona se ve afectada: física, conductual y cognitivamente.
1. En el ámbito físico, los padres podemos cuidar esos días especialmente su alimentación con comidas sanas y de sus horas de sueño, ni muchas ni pocas, las justas. Podemos ayudarle con una programación del estudio, racionalizando el tiempo, escalonando el contenido y programando repasos.
2. En el ámbito de la conducta, hay que aprender a relajarse. Hay técnicas de relajación muy sencillas de realizar, incluso en la propia aula sin que nadie se dé cuenta, y muy efectivas. Por ejemplo, tensar partes del cuerpo y a continuación "soltarlas", relajar cara, brazos, piernas, espalda...
Otra técnica, que en un estudio publicado recientemente se demuestra que tiene un alto índice de eficacia para esta situación concreta de los exámenes, es dedicar los diez minutos anteriores a la prueba a escribir sobre tus sentimientos. Plasmar en un papel tus miedos, cosquilleos, pensamientos, etc.
Otra técnica, que en un estudio publicado recientemente se demuestra que tiene un alto índice de eficacia para esta situación concreta de los exámenes, es dedicar los diez minutos anteriores a la prueba a escribir sobre tus sentimientos. Plasmar en un papel tus miedos, cosquilleos, pensamientos, etc.
3. En cuanto al ámbito cognitivo, es fundamental potenciar los pensamientos positivos con mensajes que ayuden a recordar su valía y capacitación, que las notas no lo son todo, que la parte más fundamental de sus estudios es su trabajo diario.
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