INDIFERENCIA ANTE EL HORROR DE AFRICA......
Hoy, la mujer congoleña víctima de los conflictos armados, violentada y
violada, ha perdido toda su dignidad y vive en la deshonra. Ella, cuyos órganos
genitales fueron sometidos a los ultrajes más viles, condenada a la esclavitud
sexual y rechazada por su propia comunidad, lleva 18 años sufriendo: 18 años de
tortura, 18 años de destrucción, 18 años de huida errante y desplazamiento, 18
años de pobreza extrema.
Los niños nacidos de esta atrocidad que es la esclavitud sexual en tiempos
de guerra, son a su vez víctimas de violaciones cuando son niñas, y reclutados
a la fuerza en las bandas armadas cuando son niños: un círculo vicioso de
sufrimiento y desolación que pone directamente en peligro el futuro de la
nación congoleña, a causa de los miles de niños sin educación y traumatizados
por los horrores de la guerra.
Estas eran las palabras que pronunció ayer Caddy Adzuba, en los Premios Príncipe de Asturias, eran impactantes por la fuerza, la pena, el desgarro que siente esta mujer ante la situación de su país.
Haciendo una llamada "Ante esta situación, nos tenemos que preguntar: ¿Por qué esta guerra? ¿Por
qué tanto sufrimiento para las mujeres violadas? La paz y la dignidad humana,
¿son un lujo para las mujeres pobres? ¿Están condenadas a sufrir los horrores
de una guerra que no han planificado ellas?"
Pero, lamentablemente, las mujeres siguen siendo violadas, los niños
siguen siendo reclutados a la fuerza en los grupos armados, las familias siguen
errando por los caminos del exilio, aldeas enteras siguen siendo incendiadas,
los bienes de la población siguen siendo saqueados......¿Durante cuánto tiempo más vamos a seguir insensibles al dolor de las
mujeres violadas
Permítanme concluir mi mensaje con un poema español que dice: «Necesitamos
dos manos para escribir , dos para acariciar, dos para aplaudir y todas las
manos del mundo para la paz».
Unan, pues, sus manos a
nuestras manos para que podamos reconstruir la paz ."
Tienen ocho hijos, los Gatsinga, de los cuales cuatro son sobrinos adoptados después del genocidio de Ruanda. Mantienen una clínica para ayudar a mujeres embarazadas en dificultad. Después de su testimonio ante los obispos del Sínodo, los Gatsinga relataron su historia a Tempi.it.
Sin contar con el difundirse de la cohabitación, «que muchos eligen a causa del alto coste del matrimonio». Por esto, a los dos ruandeses les gusta recordar «a quien se tiene que casar o a quien ya está casado que hay que agarrarse a la gracia donada por Dios en el sacramento, simplemente rezando juntos, participando en los sacramentos, compartiendo la educación de los hijos y la economia familiar».
Y funciona, según testimonian los Gatsinga: «Son muchos los jóvenes que al hacer un recorrido de fe consciente deciden contraer matrimonio cristiano, a veces renunciando a los regalos y eligiendo una fiesta nupcial sobria, normalmente sostenida por la comunidad».
También, continúa Jean Dieudonné, «hemos visto muchos matrimonios salvados. Pienso en Charles, que podía pedir la anulación de su matrimonio con Beatrice cuando ella se escapó de casa a causa de una enfermedad psiquiátrica y, en cambio, decidió serle fiel como había prometido, en la salud y en la enfermedad. Cuando Beatrice volvió a casa, fue acogida de nuevo y ahora los dos esposos viven una unión más fuerte y feliz».
-Entonces, ¿la gracia de Dios no traiciona nunca?
«Debería usted preguntárselo a Pierre, que ha querido creer que podía ser feliz a pesar de que su mujer no podía darle hijos y de que su madre intentara convencerlo de todas las maneras posible a buscar otra mujer: “Yo la amaba, pero sólo pidiendo a Jesús que me diera la fuerza he conseguido no ceder a las presiones", me dijo».
Es a causa de estos y otros ejemplos por lo que el viernes pasado, los Gatsinga han querido decir al Sínodo que «es simplemente la fe en Jesús lo que hace que se tengan fuerzas para superar esta crisis de la que tanto se habla».
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