EN QUÉ SOCIEDAD ESTAMOS VIVIENDO???



En nuestro momento actual, observamos una desmesurada exaltación del dinero. El ideal de muchos parece que no es otro que el de hacerse ricos o muy ricos en poco tiempo, sin ahorrar medios para conseguirlo. .. Todo parece dominado por las preocupaciones economistas,  como si ésas debieran ser las aspiraciones principales y envolventes de la sociedad.  Es la obsesión, elevada a categoría social, por un crecimiento cuantitativo que no asume los costos sociales ni se pregunta con realismo a quién perjudica y a quién beneficia.  Se exalta la especulación y se deja en un segundo plano el interés por la vida empresarial, con sus riesgos y con su capacidad productora de bienes, al tiempo que no se favorece el ahorro.



Hemos cambiado los valores  de  una  vida  sana y  honesta,  donde  sólo  con  leer  o  escuchar  los  informativos,  nos  sorprenden  cada  día  con  más  gente,  que  se  lucra  con  sus  trabajos (llamen-sen,  políticos,  trabajadores,  sindicatos,  pequeñas  o  grandes  empresas... personas  que  nunca  hubieras sospechado  que  podrían  caer  tan  bajo...)
Es preciso denunciar, por otra parte, graves y escandalosas corrupciones, tales como algunas recalificaciones  interesadas de terrenos, los negocios abusivos y fraudulentos derivados de tales recalificaciones, o la especulación en el campo de la vivienda, favorecida por oscuros intereses desde diversas instancias, a costa de los más débiles. 
 A esto habría que añadir la injusticia social y la insolidaridad creciente que causan desigualdades en el reparto de bienes y provocan nuevas bolsas de pobreza.
En los últimos tiempos, se ha producido una profunda crisis de la conciencia y vida moral de la sociedad española.  La Iglesia tiene en estas circunstancias una misión urgente: colaborar en la revitalización moral de nuestra sociedad. Para ello, los católicos deben proponer la moral cristiana en todas sus exigencias y originalidad. 


Si,  nos  hemos  acostumbrado,  a  esa  permisividad,  a  no  tener  conciencia  de  que  eso  que  se  llama  "corrupción" , es  pecado  y  esta  en  contra  del  bien  común;  cuando  esta  sociedad  sufre  a  extremos  dramáticos  esa  pobreza,  clama  al  cielo  vivir  entre  personas  que  sólo  viven  para sí.   Se  solía  decir  "la  avaricia  rompe  el  saco"  y  el  saco  se ha  roto.
Necesitamos  gentes  honradas,  en  quien se pueda  confiar,  en  quien  se  pueda  creer  en  sus palabras,  en  quien  nos  fiemos  de  los  beneficios  de  esa  entidad  o  empresa,  que  los  podamos  mirar a  la cara  de  frente a frente,  que  no  te  roben  tu  dinero  que  tanto  costó  ganarlo.
                                            ¿Será  esto  tan difícil  llegar  a  conseguirlo?


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