LA MAGIA DE LA MÚSICA CLÁSICA....
La música clásica, como en el caso de todas las bellas artes, no solo consigue trascender en la emoción humana más universal, sino que es capaz de acercar nuestro espíritu a lo sublime, de hecho a quien le gusta la música, no sólo la busca porque le gusta, sino porque percibe esos efectos emocionales.
A la música clásica además se le han atribuido efectos terapéuticos que influyen en nuestro cerebro , capaces, por ejemplo, de reducir el estrés o mejorar la concentración.
Estudios científicos afirman que es capaz de modular nuestro estado anímico conduciéndonos a la alegría, así mismo ha resultado beneficiosa en los postoperatorios que siguen a un trasplante ya que es capaz de reducir la ansiedad, el dolor y las náuseas, influye incluso positivamente en nuestro sistema nervioso parasimpático.
La música clásica en un buen antídoto contra el estrés y es capaz de mejorar nuestro rendimiento. Recientes estudios sobre el conocido “efecto Mozart” (muy recomendable para tranquilizar a los bebés) atestiguan que escuchar piezas del célebre compositor mejora el razonamiento espacio-temporal y la memoria a corto plazo, por lo que también se ha empleado para fomentar el desarrollo cerebral de los niños y de los estudiantes de idiomas, ya que a nivel cognitivo facilita y es muy utilizada en el aprendizaje de nuevos idiomas.
Cuando oigo música moderna,, a volúmenes altísimos, comprendo que a la gente joven es lo que les gusta, quizá también para olvidarse del mundo exterior, y poder cantar a la vez, con el cantante, esas letras, que les inspiran algún recuerdo o mensaje. Pero realmente no sé si llevan mas a ese estrés y esa felicidad externa.
La música clásica parece a su vez ser capaz de bajar la presión arterial y reducir el estrés y es una herramienta muy útil para combatir el insomnio. Escuchar música clásica antes de dormir propicia no solo una consecución más rápida del sueño, sino que durmamos mejor y más tiempo.
Si todas los beneficios de escuchar música clásica aún no te han convencido, piensa quizás en la mejor razón para ello, pasar horas dedicadas al deleite y disfrute de las maravillosas obras maestras que la constituyen.
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