Los que pertenecíamos a la Obra el 26 de junio de 1975 recordamos con todo detalle dónde estábamos y qué hacíamos en el instante mismo en que nos enteramos de la noticia del fallecimiento del Padre.
Estaba a las 5 de la tarde, con una persona mayor en el médico, dándole el diagnostico de unas pruebas.....sonó el teléfono del médico, y me preguntó mi nombre, se lo dije y me lo acercó. La llamada era que fuera deprisa a casa porque había fallecido el Padre...... El médico que era del Opus Dei, se arrodilló y nosotras también y empezó un padrenuestro, avemaría y gloria. Nunca se me olvidará esta escena. Salimos de allí muy afectadas.
Han pasado 40 años. La mayor parte de los que hoy son del Opus Dei no vivieron aquel dolor tremendo y fecundo. Muchos ni siquiera habían nacido. Los que tuvimos el enorme privilegio de sufrir aquella herida, pediremos a San Josemaría en su dies natalis que nos alcance la gracia de sentir el mismo dolor cada año. Y que ese sufrimiento renovado nos convierta al Señor de una vez.
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