EL CAMINO DE SANTIAGO, CUANTO BIEN HACE.......

Carlos  Herrera,  periodista  que  yo  diría  sirve para  todo,  y  sobretodo  es  capaz  de  sacar  risas  y  sonrisas,  que  en  estos  tiempos  es  muy  importante,  que  sabe  decir  lo  que  hay  que  decir.....lo  encontramos  por  estos  caminos.....como  dicen  en  Andalucía  "Buena  gente".

He  encontrado  esta  entrevista,  en  su  habitual  "Camino  de  Santiago"  el  cual  es  duro, con  sus  caminos  más  suaves,  y  otros  donde  uno  tiene  que  poner  toda  su  energía  para  culminarlo. Es  un  viaje  a  la  interioridad de  la  persona,  donde  se  reencuentra  consigo  misma  y  con  Dios.




El  lo  explica  muy  bien.


Carlos, me alegro, buenos días. Usted es un fósforo del Camino. Lleva 17 años haciéndolo, verano tras verano. ¿Por qué empezó?
Me alegro yo también, buenos días. Pues sí, lo hago cada verano desde 1998. Llevaba mucho tiempo leyendo y oyendo hablar sobre el Camino de Santiago. Me lancé y fue una experiencia tan emocionante que, desde entonces, decidí que no pasaría ningún año sin peregrinar. Ahora, vaya por donde vaya, repito la primera etapa que hice aquel primer año: voy a Frómista para, desde San Martín, llegar hasta Villasirga, y de Villasirga, llegar a Carrión. El Camino me da una sensación de libertad única.
Es cierto que el Camino es una experiencia muy bonita, pero también muy dura. Este año, sin ir más lejos, se ha roto un dedo. ¿Por qué sigue repitiendo?
Porque lo hago en unas fechas que para mí son el inicio de la vacación, de la holganza, y el final del ciclo tormentoso del trabajo, así que es como una liberación. Es salir al campo, andar por caminos, ver gente (o no verla, porque camino solo), llenar los pulmones de vida, recrear el espíritu y reflexionar. Ese dicho de que el viaje más interesante del Camino es un viaje al interior de ti mismo, que es lo más apasionante que se puede conocer, tiene mucho de cierto.
O sea, que no sólo le sirve para desconectar, sino para conectarse…
El Camino, como todo acto de recogimiento, sirve para poner las cosas en su sitio. A mí me sirve para encontrar paz espiritual, relajo, sosiego, agrado por los paseos, ampliación de la cultura…, y también me da la posibilidad de la introspección: pondero qué he hecho en los últimos meses, qué ha salido bien, qué no, qué podía haber hecho mejor, en qué me equivoqué, en que debería mejorar. En las inmensas llanadas de Tierra de Campos, o por Rioja o Navarra, da mucho tiempo para la reflexión. Fijo la vista en el fondo del Camino, pongo las cosas en un ranking de valores, y resulta que tiene más importancia de lo que yo creía el ver a esa persona, el tomarme un café con tal otra, o el acordarme de mi madre… Para eso, el Camino es una experiencia única y maravillosa.
¿Y le sirve a usted también, como les pasa a muchos, para acercarse a Dios?
¡Inevitablemente! Toda espiritualidad contempla una forma de diálogo con Dios, y el Camino, que es una forma de contemplación activa, me ayuda a entrar en diálogo con Él. Procuro entrar en las parroquias de los pueblos que visito; no sólo por apetito cultural e histórico (ver el románico de Tierra de Campos es un regalo) sino también por un apetito espiritual: entrar en una iglesia, sentarte y santiguarte, sencillamente para dar las gracias por poder estar ahí, para pedir fuerzas para seguir, para dar las gracias a Dios por las cosas que van saliendo no sin dificultad… 
Y hablando del perdón, ¿se ha confesado alguna vez en el Camino?
Sí, sí. Es que yo soy un pecador inagotable, infatigable. Tengo una gran facilidad para reciclar y reinventar los pecados, y para ejercer la contumacia en todos ellos. A mí, normalmente, me confiesa un cura amigo, que suele decirme: «Bueno, el catálogo de siempre, ¿no?». Y yo le digo que sí, pero aderezado con alguno nuevo. Mi confesor era el padre José Luis Gago, el que mejor y con más generosidad ha tratado todas mis cosas. Además era mi amigo y mi jefe del alma. Ahora, no teniendo al padre Gago, tengo a mis confesores sevillanos. En el Camino alguna vez me he confesado, y he tenido que decir al cura: «Vengo cargadito. Yo te hago un resumen corto, y luego ya me quitas lo que puedas…»
¿Qué enseñanza del Camino quiere poner en práctica?
Una lección que me enseñó Pablo Payo, el mesonero del Mesón del Peregrino de Villasirga, una figura muy importante del Camino, que esperaba en la puerta de su mesón vestido de peregrino a los que íbamos a verle: «Cuando más agotado estés, cuándo el desfallecimiento creas que no te va a dejar continuar, cuando estés harto, cuando creas que las cosas no han salido bien o tengan que salir mejor, escucha la voz interior que te dice: Camina, camina, camina. Y hazle caso».
 En el  trabajo  es exactamente igual: Cuando más cansado esté de trabajar, cuando crea que las cosas pueden salir mejor, cuando vea que las cosas no han salido bien, continúa, continúa, continúa. Escucha la voz interior que te dice que camines.

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