LOS ADOLESCENTES NECESITAN AYUDA
Alguien dijo en una ocasión, que tener un hijo adolescente era como convivir con una persona con cierta “locura pasajera”… Pero ¿por qué se comportan de esa manera…?
Porque nosotros le estamos formando desde que era pequeño: vamos construyendo su edificio a base de intentar poner buenos ladrillos.
Y llega un momento en que lo destruye todo para volverlo a reconstruir a su manera. Porque es su vida, intenta ser él mismo... Pero en esta reconstrucción emplea “ladrillos” que coge del suelo, otros que le llegan de la pandilla de amigos, otros de internet, y otros que le podemos ir lanzando al sugerirle una idea, o hacerle pensar con coherencia… o por el modelo de lo que somos. Nada se pierde…
Pero por otro lado, se encuentran tan cambiados física y psicológicamente, que están desconcertados. Y por otra parte, descubren su “yo”. Quieren ser ellos mismos…, pero no saben cómo. Son tremendamente inseguros. Por eso se dice que "lo que le pasa al adolescente es que no sabe qué le pasa…"
La adolescencia es un proceso de maduración personal. Es una crisis de crecimiento. Es como una pausa para repensar y reconstruir la vida… desde cada persona.
En esta etapa es cuando nace la intimidad, la vida interior; y por eso es tan importante. Comprende una travesía de la que no conocen la meta… Son inseguros, pero no quieren protección: quieren ser ellos mismos.
Por eso es importante que se sientan queridos.
Tenemos que conocerles, para poder comprenderles. Para que se sientan valorados, acogidos y queridos.
Tenemos que conocerles, para poder comprenderles. Para que se sientan valorados, acogidos y queridos.
Y luego estimularles a dar lo mejor de sus capacidades… Con “comprensión exigente” o “exigencia comprensiva”…, según los casos. Pero desde un segundo plano: los protagonistas son ellos.
Por eso se trata de ir "soltando amarras" poco a poco, confiando, para que vayan creciendo, madurando.., para que crezcan en libertad..., pero según vayan teniendo un comportamiento responsable...
Por eso se trata de ir "soltando amarras" poco a poco, confiando, para que vayan creciendo, madurando.., para que crezcan en libertad..., pero según vayan teniendo un comportamiento responsable...
Necesitan que confiemos en ellos. Que les creamos capaces de grandes cosas. Que les ayudemos en el proceso de formación de su personalidad. Que les dejemos ser “ellos mismos”. En definitiva que les ayudemos a madurar, pero respetando su intimidad, sus cosas…
Y el cariño que les damos, es el artífice de su maduración. A mayor rebeldía, necesitan mayor cariño…; pero un cariño incondicional, pase lo que pase… Es como un “si te importo, ¡préstame atención!…”
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