EVITAR DISCUSIONES Y PELEAS
En las discusiones y peleas en general uno se cierra en banda y no escucha. El otro que grita. Dos que se acusan, mutuamente, sin aportar ningún argumento… La principal causa de las discusiones y peleas casi siempre es la misma, y más si se deriva en el agravio y en esos conflictos vacíos de sentido, pero llenos de orgullo. Hablamos, cómo no, de la falta de
empatía.
Asimismo, también se da con frecuencia otra circunstancia: poner en práctica comportamientos defensivos. Entramos en un estado donde se despliegan las corazas y se busca, por encima de todo, la protección y el ataque. Esto lo vemos con frecuencia en nuestras relaciones de pareja, en esas discusiones donde uno de los miembros o ambos empiezan a lanzar dolorosos reproches y golpes bajos al otro… mientras se escudan en sus respectivas posiciones de víctimas.
Muchas de esas peleas se resolverían mucho antes si ejercitáramos con mayor habilidad esa palabra mágica: la empatía. El simple intento de tener en cuenta la realidad del otro y de comprenderla humanizaría mucho más los conflictos e incluso los haría más útiles. Sin embargo, nuestro error es casi siempre el mismo: nos dejamos llevar por las emociones y estas nublan razones, apagan sentidos y establecen distancias insalvables.
Es muy posible que más de uno piense que todo esto, no se queda más que en buenas intenciones. Porque en la vida, no faltan esas discusiones que parten de un detonante injusto, de un agravio real o una ofensa que uno debe defender a capa y espada. Ahora bien, incluso en esas situaciones, es bueno entender y ponernos en los zapatos de la otra persona para descubrir que tal vez no merezca la pena iniciar una discusión. Tal vez, sea perder el tiempo.
La empatía es el mejor punto de partida para cualquier situación. Ver, sentir y descifrar al otro, para después actuar en consecuencia.