ORACION EN MEDJUGORJE
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A los peregrinos reunidos en esta ocasión los saludó el Cardenal Arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, mediante un comunicado leído en la ceremonia de apertura del Festival: “Para los innumerables jóvenes que han venido hoy a Medjugorje os envío mi cordial saludo y bendiciones. Me llena de alegría y admiración que toméis la molestia de venir a este lugar tan caluroso y aislado, donde uno no se espera una playa o una piscina, pero donde una Madre está esperándote: la Virgen María, a quien cada uno de vosotros conoce y ama. Me gustaría que experimentaseis la cercanía amorosa de la Virgen y la alegría de la reconciliación en el Sacramento de la Penitencia. Es un tiempo maravilloso de comunión en la Iglesia, que está viva y nos da un hogar”.
Alguna de las celebraciones eucarísticas ha sido concelebrada por 593 sacerdotes, y el número de presbíteros celebrando el Sacramento del Perdón simultáneamente en los aledaños de la parroquia, han superado los 300 durante varias horas de cada día de celebración, dando a Medjugorje el nombre por el que en tantos sitios se conoce: El Confesionario del Mundo.
Sin embargo, lo más importante de este acontecimiento no son los records, ni los números, ni las cifras, sino cada una de las almas reunidas en torno al altar de una parroquia, que han vivido con asombro la alegría de una Eucaristía Viva, de una Comunidad Viva, de una Palabra que se hace vida para ser llevada por ellos, testigos de lo vivido, a sus lugares de origen, a sus comunidades, a sus casas, a sus parroquias, difuminadas y repartidas por toda la faz de la tierra, reconstruyendo -como en tiempos de San Francisco-, una Iglesia que en tantos lugares languidece por momentos y que pide a voces esa Nueva Evangelización para la que Medjugorje parece ser el plan pastoral diseñado por Dios.
Álvaro llegó a Medjugorje desde Madrid acompañado de otros doscientos peregrinos que hicieron el viaje en autobús. Cuatro días de carretera y durmiendo en tiendas de campaña que hicieron de su viaje una auténtica peregrinación. Entre sus acompañantes venía Cristina, también de Madrid, quien confiesa haber hecho una peregrinación tan complicada por una razón muy sencilla: “Porque la Virgen María me quiere hacer feliz”.
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Que alegria que los jóvenes nos den ese ejemplo de REVITALIZAR LA FE!!!!!!
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