SAHAR DELIJANI, NOS CUENTA SU VIDA....


Sahar Delijani nació en la Prisión de Evin, sita en el corazón de Teherán, en 1983, mientras sus progenitores permanecían detenidos como consecuencia de sus actividades políticas contrarias al régimen instaurado por el Ayatolá Jomeini. Doce años después, la familia de la futura escritora se trasladó a California, donde Delijani estudió Literatura Comparada y donde, tras publicar sus primeros relatos en revistas especializadas, empezó a gestar la idea de la novela que acaba de publicar en 27 países. 'El libro está inspirado en la historia de mi propia familia, sobre todo en los primeros capítulos, cuando se habla de la década de los 80 y de la prisión de Evin, de Teherán y de otros lugares -ha comentado la autora-. Mis padres y mis tíos fueron activistas políticos antes y durante la Revolución. Eran seculares, no islamistas, y querían convertir Irán en una república moderna. Cuando el país se convirtió en una teocracia, se dieron cuenta de que no era lo que ellos esperaban e incrementaron su activismo político. En cierto sentido, se hizo oficial que estaban trabajando en contra del régimen, que llevó a cabo arrestos políticos en masa en 1983'.


                                                  
 
 'A la sombra del árbol violeta' repasa las tres últimas décadas de la historia iraní, esto es, desde 1983 hasta 2011. Sahar Delijani ha escrito una novela que analiza las repercusiones que los distintos regímenes políticos han tenido sobre las familias iraníes, prestando especial atención al sufrimiento padecido por los padres de las nuevas generaciones, y recordando aquella purga de 1988 en la que el régimen ejecutó y enterró en fosas comunes a unos 15.000 disidentes (la cifra varía con facilidad, ya que el gobierno ocultó la información sobre los juicios sumarios realizados por los tribunales religiosos repartidos por todo el país). Pero, si los antecesores de la actual juventud iraní fueron torturados, encarcelados y asesinados por el viejo régimen islamista, sus hijos han tenido que decidir si se quedaban de brazos cruzados o si, emulando a sus padres, salían a la calle para protestar contra el simulacro de elecciones de 2009, en las que Mahmud Ahjmadineyad salió reelecto como presidente sin que nadie escuchara a quienes tildaron aquellos comicios de fraude.
 
 'En mi opinión, la principal diferencia entre aquella época y la actual estriba en que, cuando el régimen tomó medidas represivas y realizó las ejecuciones de la década de los 80, lo hizo fuera del ojo público -ha dicho la Delijani-. No se llevaron a cabo necesariamente en secreto, ya que la gente sabía que existían, pero no se hicieron en público, sino por la noche, en los patios de la prisión, abriendo fosas comunes. De alguna manera, los asesinatos fueron ocultados. Sin embargo, en las protestas recientes, todo sucedió en la calle. El régimen pegaba a la gente, la arrestaba o le disparaba a plena luz del día, como si ya no les importara que les vieran. Ni siquiera trataron de ocultarlo. No soy una analista política, pero creo que esto demuestra que los nuevos guardianes son más feroces e indecentes  que  los  anteriores.

Personas  "marcadas"  para toda  la vida,  una  forma  del  fundamentalismo  penoso, que  vivimos.

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