PERIODISTA, CIEN POR CIEN, JESÚS HERMIDA


Es  uno  de  esos  periodistas,  que  nunca  olvidas  aunque  habíamos  perdido  su  contacto,  quizá  por  eso  nos  pilló  totalmente  de  sorpresa  su  fallecimiento.
Un  periodista  que  sabía  mantener  "los  códigos  deonteologicos"  que  se  van  perdiendo......nunca  le  oímos  hablar  mal  de  nadie......trataba  de  hacer  bien  su  trabajo,  y  ayudar  a  que  los  lectores  y  telespectadores  se  divirtieran  sanamente.







¿Donde  está  esto  ahora?

Transcribo  algunos  testimonios:

Pepe Oneto "Dicen que los buenos periodistas son contadores de historias. Se puede dirigir periódicos, presentar programas de televisión, hacer buenos programas de radio, pero el buen periodista es el que sabe contar historias; el que las cuenta, además, con atractivo y personalidad y que es capaz de despertar el interés del lector, espectador u oyente por el relato que hace de la realidad que ve, y que otros son incapaces de ver.

Hermida era eso, un contador de historias. Las contó en prensa escrita y después en televisión.


 Después, durante muchos años, se dedicó a la televisión, donde se convirtió en testimonio vivo, en historia viva de toda una época, en descubridor de nuevos valores y en maestro de toda una forma de hacer periodismo televisivo.


Jesús Hermida era un hombre excesivo en sus gestos, en sus cariños, en sus afectos y en sus enseñanzas. Era capaz de pegar un grito si algo no estaba como debía, y al día siguiente dar saltos de alegría y organizar una fiesta ante una noticia “bien rematada”. Fue maestro y jefe, aunque lo que más le gustaba era ser reportero.


 En las hemerotecas están sus crónicas escritas en el diario Pueblo o sus columnas desbaratadas en la revista Tiempo, que debían editar porque las dictaba por teléfono. “Me armo un lío porque quiero contar demasiadas cosas”, decía en esas conversaciones con la secretaria de redacción, que muchas veces tenía que interpretar sus frases rápidamente y no sabía dónde poner ni el punto y aparte. Después, cuando aterrizaba en Madrid llegaba con las manos llenas de regalitos absurdos como imanes para la nevera, pines con la cara del presidente de turno, insignias con la bandera americana… Y los redactores de base se quedaban encantados.

Jesús Hermida era un hombre excesivo en sus gestos, en sus cariños, en sus afectos y en sus enseñanzas. Era capaz de pegar un grito si algo no estaba como debía, y al día siguiente dar saltos de alegría y organizar una fiesta ante una noticia “bien rematada”.



Hermida fue quien contó la llegada del hombre a la Luna, pero también el maestro de periodistas a los que enseñó con su ejemplo que “hay que mantener por encima de los gestores de las empresas nuestros códigos deontológicos, que es la única manera de que el periodismo sea libre”


"Ha sido esencial para una generación de presentadores. Nos dio la oportunidad de hacer una televisión diferente. Nos decía que debíamos ser nosotros mismos y que no debíamos imitar a nadie. Potenciaba las posibilidades de cada uno de una manera extraordinaria. Sabía lo que cada uno era capaz de hacer. Cada día era de una intensidad impresionante. Para él nada era imposible en televisión. (decía  Nieves  Herrero)

Una de sus cualidades era el saber delegar y a veces eso resultaba una presión tremenda. No había posibilidad de relajarse. Siempre podías hacer algo más. Lo que le encantaba era que tuviéramos la mente abierta y libre. Hemos dado exclusivas, hemos cantado y bailado. Nos disfrazábamos…"

                    Gracias   Jesús,  sigue  contando  historias...!!!!!



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