EDUCAR EN LA REALIDAD


 Educar en la realidad, un libro que   no tanto  es   una idea novedosa sino un empeño por reivindicar la realidad como medio esencial para el aprendizaje de las personas, especialmente de los más pequeños y los jóvenes.


En apenas unos años, la revolución digital ha cambiado nuestra forma de relacionarnos, de trabajar y, en definitiva, de vivir. Lo hemos asumido con cierta perplejidad pero sin que nos haya supuesto ninguna crisis de conciencia, más allá de algunos “virales” que nos recuerdan lo que nos estamos perdiendo cuando nuestra mirada se pasea con frecuencia por la pantalla del dispositivo móvil. Allá cada cual con su grado de adicción, parece responder el sentir general. Pero una sociedad asume conscientemente los cambios cuando los incorpora definitivamente en el ámbito educativo.
Hasta ahora, los ataques a la libertad en este entorno son fáciles de identificar porque se fundamentan en presupuestos ideológicos bien conocidos. Pero el dilema actual ha superado esa pugna partidista interpelando a toda la comunidad educativa por igual sin condicionamientos de ningún tipo. Se trata de tomar postura sobre la necesidad de incorporar las tabletas digitales como herramienta principal de aprendizaje de los escolares.
En este contexto es en el que L’Ecuyer publica su nuevo libro. La autora canadiense hace un llamamiento a la prudencia. Deja claro que no quiere tomar postura en el debate pero lo hace cuando pide serenidad a la hora de decidir al respecto y advierte de la presión ejercida por las grandes compañías de tecnología en el mundo educativo.
 Por el contrario, la tesis favorable al uso de estos dispositivos móviles radica bien intencionadamente en incorporarlos cuanto antes al día a día de los alumnos con supuesta naturalidad. Pero lo más natural, según la autora, es la realidad que circunda al niño, en cuya interpretación deben cobrar especial protagonismo las miradas de padres y profesores y no las tabletas digitales que no poseen mirada.
 L’Ecuyer tranquiliza a los padres que tienen miedo de que sus hijos pierdan el tren digital. “El tiempo está mucho mejor invertido si ayudamos al niño a discernir: ¿qué es relevante y qué no? ¿Por qué? ¿Qué es bello y qué no? ¿Qué es verdad y qué no? ¿Qué significa el sentido de la intimidad? ¿Por qué? (…)”.
En la medida en que la autora desvela los principios en los que fundamenta su postura (el apego, el asombro, la sensibilidad, la capacidad de sufrimiento), se pone de relieve la importancia de su primer libro como teoría matriz que educadores y padres deben conocer.

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