NO LLEVAR PESOS EN EL ALMA


Los resentimientos y los recuerdos pesan en el alma y me llenan de tristeza.

 El problema no es tanto lo que el agresor hizo, sino toda la interpretación y la historia que nos hemos ido contando desde que ocurrieron los hechos.




Para salir de este estado, debemos impedir que nuestros recuerdos nos invadan. Debemos ponerlos en su sitio: en el pasado. El pasado ya se fue y ahora lo que tiene es este momento presente. No lo pierda alimentando sus resentimientos de lo que habría podido ser y no fue o de lo que fue y no tendría que haber sido.

El resentimiento abre la herida de lo que pasó. Interpreta, analiza y me ata. Vivo preso de ese recuerdo. Me tiene atado al pasado. Ya no puedo cambiar nada y me sigue pesando. Tiene un poder sobre mí que me limita y no me deja crecer. Vuelvo a sentirlo.

El daño está en el hoy por mi culpa, porque yo lo revivo. Le doy vueltas a lo ocurrido. Me centro en mi herida. ¡Cuánta energía me quita todo eso para vivir el hoy! Me siento impotente.

Tendría que haber dicho y hecho algo distinto. Le doy poder a esa persona o a esa situación sobre mí. Por tanto, me quita libertad, me esclaviza. Estoy atado a eso que me dañó. Siento rabia y rencor. Me separo de Dios porque pongo tan en el centro eso que pasó que Dios se desplaza.

Sólo el perdón me puede liberar.

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