SER DUEÑO DE NOSOTROS MISMOS
Los sentimientos no tienen connotación moral; es decir, no son ni buenos ni malos. La reacción es inmediata, por ejemplo los celos: te encuentras con que tu hermano está divirtiéndose con tu padre, no te invitan a participar de su diversión y en el acto te invaden las preguntas, como, por qué tú padre no se divierte lo mismo contigo que con tu hermano, algo que tal vez ni siquiera tenga fundamento.
A veces el enfado resulta un poco más comprensible, sobre todo si se presenta por injusticias muy evidentes. De una u otra forma, el enfado es una reacción que ocurre en automático. Pero entonces, ¿dónde está mal? El mal está cuando reaccionamos en exceso a estas situaciones, cuando nuestro malestar es desproporcionado y perdemos el control de nuestros actos, porque entonces sí adquiere una connotación moral.
Ser dueño de uno mismo es una tarea que debemos practicar a diario. Con los siguientes pasos podemos lograrlo:
1. Conocerme
2. Aceptarme
3. Amarme
Estos aspectos definitivamente ayudan a la autogobernabilidad
El autoconocimiento es difícil, ya que casi nunca nos detenemos en pensar cómo somos; esto nos da miedo, no queremos encontrarnos con alguien que quizás no nos va a gustar.
En cuanto a la aceptación, se obtiene de un proceso que consiste en procurar tener un conocimiento real de una situación determinada, ya sea una crisis, una desgracia, una pena, una pérdida irreparable, un problema irreversible de salud o el arribo de la vejez.
Todo es más fácil si aprendemos aceptar las cosas que se nos presentan, transitorias o permanentes. sí puedo mejorar mi vida, mis actitudes, mis hábitos, proponerme cambios factibles; contemplar y disfrutar más la naturaleza, los días de lluvia, los días soleados, ¡eso es lo que hay!
Cuando nos preguntan qué es lo que más amamos en la vida, seguramente tenemos una gran variedad de respuestas: a mis hijos con todo mi corazón, a mis padres con todo mi amor, a mi cónyuge con toda mi vida. ¿Y tú? No has pensado que tú debes ser lo más importante de tu vida. Porque no puedes dar lo que no tienes. Porque si tú no estás bien es imposible hacer que lo esté la gente de tu alrededor.
Qué poco nos ponemos a pensar que lo más importante es ser dueños de nosotros mismos. Tu mismo eres el que conduce tu vida, el que lleva las riendas de tu comportamiento...a veces es cuestión de pararse y pensar ¿qué me pasa? ¿porqué reacciono asi? Poner orden en nuestro interior y pasar muuuuchas veces de cosas que no merece la pena dejarse atrapar..... serás más libre y más feliz.