CIEGOS POR LA VIDA


Ayer  en  el  evangelio  nos  hablaban  de  un  ciego  que  se  acerca  a  Jesús  para  que  le  cure.....

Y  me  dio  pie  para  pensar  cómo  muchos  de  nosotros  vamos  por  la  vida  también  ciegos,  no  exteriormente,  sino  interiormente  no  vemos  las  bellezas  de  Dios  y  de  una  vida  espiritual.




El  pensar  en  uno  mismo,  el  no  valorar  que  soy  cristiano  que  tengo  una  fe  para  vivir,  (a  veces  otras  creencias  nos  dan  ejemplo  de  fidelidad,  son  puntuales  a  la  llamada  de  la  oración,  a  los  ritos  que  pueden  durar  horas.....y  nosotros  solo  tenemos  prisa  o  ni  siquiera  acudimos)


 Siempre que una persona se encuentra cara a cara con Jesús, obtiene un veredicto sobre sí misma. Si no ve en Jesús nada que desear,. nada que admirar, nada que amar, entonces se ha condenado a sí misma.

 Si ve en Jesús a Alguien admirable, Alguien a Quien responder, Alguien a Quien aspirar, entonces está en el camino hacia Dios. La persona que es consciente de su propia ceguera, que anhela ver mejor y conocer mejor, es la que puede recibir la vista y penetrar en mayores profundidades de la verdad.

 El que piensa que ya lo sabe todo,  no se da cuenta de que no puede ver, es el que es ciego de verdad, sin esperanza y sin posibilidad de ayuda. Sólo el que se da cuenta de su propia ceguera puede aprender a ver. Sólo el que se da cuenta de su propio pecado puede recibir el perdón.


Los  ciegos  sufren  porque  no  pueden ver  las  bellezas  de  la  vida;   esas personas,  dependen  de  un  bastón, del  tacto,    o  que  las personas  que  están  con  ellas  las  dirijan  hacia  los  sitios,   les  digan  lo  que  hay  de  comer,  donde  se  encuentra  algo  que  necesitan.....esto  es  duro. Se  saben  manejar,   el  otro  día  lo  comprobé,  con  una  señora  que  iba  por  la  calle  delante  mio.....se  le  cayó  un  gorro  y  con  el  bastón  empezó  a  buscarlo,  rápidamente  me  adelanté  a  dárselo. pero  casi  cuando  llegué  ya  lo  había  encontrado. Tienen  un  sexto  sentido  para  manejarse.

Pero  más  duro,  es  contemplar  esa  ceguera y  que  no  se  hace  nada  por  salir  de  ella,  se  conforma, no  le  duele,  ....  y  lo  peor    que   además  la  trasmite  porque  esa  ceguera   forma  ya  una  segunda  piel  en  su  vida  no    valora  lo  más  esencial,  y  tampoco  enseña  el  camino  a  los  hijos,  a  los  amigos,  y a  la  sociedad. No  saborea  las  cosas  buenas,  solo  una  felicidad  de poco  trayecto  y  que  no  llena.

Quitemos  las  escamas  de  los  ojos,  para  no  ir  tropezando  constantemente  con  piedras  del  camino....eso  lo  buscamos  nosotros  porque  queremos.



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