MIEDO AL QUE DIRÁN


Todos, tú y yo necesitamos tener muy clara la diferencia entre opinión y juicio. Para no meterme en tantas definiciones te lo plantearé así: opinión,”me gusta o no me gusta”; juicio, “es bonito y por eso me gusta o no me gusta porque está feo”.

 En el juicio ya hay un valor agregado, una cualidad o defecto que yo añadí; aún así, ese pensamiento es mío y no define ni a la persona ni al objeto.



Es una realidad. La mayoría de las personas siempre vamos a hablar y a opinar. Bueno o malo, pero lo vamos a hacer. Es parte de la vida y de tener boca. Y lo vamos a hacer de acuerdo a nuestro corazón. (Aunque aquí, entre nosotros, más les valdría a muchas personas haber sido mudas porque tienen una boquita que bueno…) La diferencia entre opinar cosas buenos y cosas que no son tan buenas dependerá del interior de cada persona y de las heridas emocionales que arrastren.

Entonces aquí lo importante no es que las personas opinen de nosotros. Lo grave es que pongamos toda nuestra atención a lo que los demás dicen, al grado que dejamos que nuestra vida y estado de ánimo giren alrededor de terceros y de sus opiniones. ¡Qué horror! Les estamos dando poder a los demás sobre nosotros.

Así es, tristemente hay personas que se les va la vida y viven preocupadas por quedar bien con los demás, aunque dejen de ser auténticos. Otras, al estar tan atentas al que dirán, dejan de ser quienes realmente son. Sin caer en cuenta de que, si se siguen preocupando por lo que los demás piensen de ellas, entonces siempre serán prisioneras de terceros.

El miedo a las críticas no es otra cosa que dejar de vivir nuestra propia vida por terror a ser rechazados. Por lo tanto, con tal de ser aceptados vivimos atentos a lo que los demás opinen de nosotros, al famoso qué dirán, a lo que los demás piensen de mí.

¿Que qué dirán? ¡Qué digan lo que quieran! Ya basta de vivir a merced de todos, de sus opiniones y juicios. Tener  libertad  interior, sabiendo y reconociendo  que  nuestros  actos  no  los  hacemos  para  dar  gusto  a  todos,  y  si  los  hacemos  por  un  bien  más  importante  que no  nos  importe  "el  que  dirán"

¿Has caído en  la  cuenta que la mayoría de los que emiten opiniones hacia ti con no muy buena intención que digamos es por pura envidia? Dirás ¿de qué me pueden envidiar si tienen todo?

 Créeme que en el fondo todo es por envidia -entre muchas otras cosas- porque tienes una luz muy grande que les deslumbra y que ellas quisieran tener y no han podido. Es una pena porque todos tenemos el potencial de ser luz, unos de otros.

Que  no  te  afecten  las  opiniones  de  los  demás.

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