EL PERDÓN


“El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe”, de William Shakespeare (1564-1616).

Estamos  cerca  de  la  Semana  Santa,  y  las  imágenes  que  vamos  a  contemplar,  son  de  saber  nosotros  pedir  perdón,  por  las  mil  y  una  vez.... que  hacemos  difícil  el  camino  a  los  demás,  aun  sin   darte  cuenta.

Y  por  supuesto,  al  mismo  tiempo  eso  mismo  recae  en  la  Pasión  del  Señor,  vivida  y  sufrida  por  nuestros  pecados.


  • El perdón no es un valor en alza. Nunca lo ha sido. Es de los valores más sublimes, más difíciles de entender, de aceptar, y sobre todo, de vivir. Viene bien rescatar frases celebres de nuestros clásicos sobre valores como este, precisamente en el contexto de la cultura débil que el filósofo italiano Gianni Váttimo, padre de esta expresión, o el francés Jeán-François Lyotard, padre de la expresión postmodernidad, definen como cultura que rechaza los conceptos de verdad, totalidad, y unidad que han caracterizado a las culturas a lo largo de la historia, seguramente como lógica reacción al auge de los totalitarismos, basados en ideologías con pretensiones culturales.

  • Cargada de belleza literaria, la expresión de Shakespeare nos muestra que el perdón es siempre positivo, que nunca resta, que siempre suma. Que nunca perjudica la justicia (a no ser que hablemos de un falso perdón que la encubra o la sustituya), sino que la ennoblece, liberándola de la tentación de ser antesala de la venganza. Para perdonar hay antes que saber lo que se perdona, a quien se perdona, porque se perdona. La verdad y la justicia no declinan ante el perdón, más bien son exigencias suyas.

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