HONESTIDAD.....NO ESTA DE MODA
Recordemos que el valor de la honestidad, es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quien lo que le es debido.
Conoce los medios que te ayudarán a actuar siempre con rectitud, veracidad y discreción.
Con toda seguridad, una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas es la honestidad. Este valor es indispensable para que las relaciones humanas se desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y credibilidad en las personas.
No debemos olvidar que los valores deben primero vivirse personalmente, antes de exigir que los demás cumplan con nuestras expectativas.
El espectro de la hipocresía es amplísimo y hay mucho que hablar de ese comportamiento que, desafortunadamente, en uno que otro se ha convertido en un estilo de vida y actuar tan vil que desdice de su dignidad de persona.
El hipócrita vive una miseria humana, entre chismes, críticas, doble moral, murmuración, falsedad, escándalos. Muchísimos acuden a la Iglesia, hacen labores altruistas y ayudan al prójimo por “sentirse buenos”, guardar las apariencias, ser reconocidos y fingir lo que no son.
En algunas personas la deslealtad, la falsedad y la hipocresía son como el pan nuestro de cada día: me sirves, te uso y lo haré mientras me convengas o te necesite.
Luego, decido que ya no me sirves y hasta me estorbas, entonces te traiciono, te tiro. Eso sí, cuando te vuelva a necesitar te busco con mi “carita angelical”, te repetiré cosas dulces para que creas que soy sincero y hasta te pido un perdón que no siento… Así es el actuar del zalamero, el cual repetirá tantas veces como convenga a sus intereses.
Definitivamente, sí hay hipócritas que utilizan la falsedad como su “modus vivendi”.
Esos seres humanos, porque han elegido no desarrollarse al nivel de personas, tienen comportamientos a los que hay que estar muy atentos para reconocerles y no caer en sus embustes.
En cambio la persona honesta, por sí misma, es garantía de fidelidad, discreción, trabajo profesional y seguridad en el uso y manejo de los bienes materiales.
Por el comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado y con espíritu de servicio que adquirimos mediante la honestidad, esta se convierte en uno de los valores más importantes para el perfeccionamiento de nuestra personalidad.