VALIDACIÓN DE LAS EMOCIONES


Solemos juzgar, criticar e incluso no dar importancia a lo que otras personas piensan o sienten si estamos en desacuerdo con lo que hacen, expresan o sienten. Algunas personas podemos incluso no expresar nuestro desacuerdo ni dar nuestro punto de vista por miedo a no ser aceptados.Ojos De Los Niños Ojos Blue Eye Emoción Se


Cuando un niño llora, siempre, es por un motivo valido desde su punto de vista, desde su vivencia interior. Sepamos o no dicho motivo, lo comprendamos o no, lo aceptemos o no… Desde la mirada adulta podemos pensar que “eso” no es importante o que quizás el niño reacciona desproporcionadamente. Ese es nuestro juicio. Pero lo que yo quiero hacer aquí es precisamente darle voz al niño y no al adulto que mira al niño.

¿Cómo podemos saber si “eso” es realmente importante o no? Si a nuestros hijos les importa. Entonces sí es importante. . Cuando un niño se siente acompañado, también, se siente querido, aceptado, respetado, tenido en cuenta, importante y lo más esencial de todo, se siente seguro. Sin seguridad, sin autoestima, sin aceptación, sin amor… ningún ser humano, y aún menos si se trata de un niño, puede ser feliz, ni sentirse lleno, ni vivir en paz.

  Que un niño tenga la seguridad de que va a ser querido y aceptado sienta lo que sienta y exprese lo que exprese es fundamental. Todas las emociones y todos los sentimientos son legítimos y tener que reprimirlos por miedo a ser juzgados o rechazados sólo trae más emociones y sentimientos no deseados por lo tanto este círculo nunca se acabaría.

Cuando un niño puede expresar la rabia, la frustración, el enfado… estando con un adulto que sabe y quiere validarle le estamos dando esa seguridad tan necesaria e imprescindible que todo ser humano necesita. Si nosotros hubiésemos recibido esa seguridad y validación de niños no tendríamos que estar intentando, ahora, controlar y gestionar todos esos “automáticos” que nos salen inconscientemente cada vez que conectamos con algo viejo. 

Podemos explicarle que tiene derecho a sentirse herido por lo que su hermano le ha dicho o hecho pero no puede pegarle ni hacerle daño. También podemos darle las herramientas  como para que vea el motivo que hay detrás de la actitud del otro niño.  

Podemos acompañarle y permitirle expresar ese enfado o rabia. Podemos darle un cojín y decirle: “enséñame cómo te sientes” o darle un papel y lápices y sugerirle si quiere dibujar lo que siente y lo mismo con plastilina o alguna masa modelable, también podemos simplemente preguntarle: “¿qué puedo hacer para que te sientas mejor?”, “¿hay algo que le quieras decir o pedir a tu hermano?” y un largo etcétera. De este modo le estamos diciendo que él tiene derecho a sentirse así pero no tiene derecho a reaccionar emocionalmente sobre otra persona.

¿Qué siente y aprende un niño cuando le decimos…?: “No pasa nada, sólo es un rasguño” o “no llores por eso que ya eres mayor” o “ya sabes que es tarde y hay que irse” o “te he dicho que no te lo voy a comprar, no insistas” o “cuantas veces te he dicho que en el coche hay que ponerse el cinturón, no empieces otra vez” y un largo etc.

Lo que un niño/a suele sentir es frustración, decepción e inseguridad ya que lo que él o ella está sintiendo no es válido ni aceptado desde la lente del padre o la madre. Cuando la madre la dice que sólo es un rasguño es cómo si negara lo que el niño siente. El hecho de negar lo que el niño siente no hace que “eso” que SÍ siente desaparezca, más bien al contrario. Cuando un adulto le quiere quitar importancia a la vivencia de un niño lo que precisamente consigue es el efecto contrario. El niño llora más, se enfada más, se frustra más, se decepciona más… Cuando no nos sentimos aceptados nos sentimos inseguros y esa inseguridad duele. Y si viene de mamá o papá puede dejar huella. 

 Lo importante es entender que aquello que siente es legítimo y tiene todo el derecho a sentirlo. Es su vivencia y no la nuestra. Él es el único dueño de sus emociones y sentimientos.

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