CATÓLICOS EN ALBANIA

Hoy somos testigos de la visita del Papa Francisco que realizó ayer día 21, a la ciudad de Tirana, capital de Albania, visita que lleva el título: “Juntos con Dios, hacia la esperanza que no defrauda”, y para conocer un poco más la realidad de la Iglesia Católica en este país europeo, quería compartir algunas cifras que nos ayudarán a tener una visión más amplia de la misma.

Albania tiene una población aproximada de 3.2 millones de habitantes en donde alrededor de 517 mil de ellos son católicos.  En el país hay seis diócesis,  124 parroquias, ocho Obispos, 54 sacerdotes diocesanos, 93 sacerdotes pertenecientes a diferentes órdenes religiosas, 478 religiosos profesos, 36 misioneros laicos y 331 catequistas.


Las entidades que brindan servicios sociales y de caridad que son gestionados por sacerdotes religiosos comprenden 16 orfanatos, 16 casas para asistencia al adulto mayor y para discapacitados, ocho hospitales, 29 clínicas y tres centros próvidas y de consejería familiar.

En cuanto respecta a los centros educativos existen cinco escuelas de educación entre ellas universidades, 14 de educación media y secundaria, y 54 de educación inicial y primaria.
Como describe Andrea Gagliarducci en uno de sus artículos en inglés para Catholic News Agency CNA del Grupo ACI, los orígenes del catolicismo en Albania lo vemos en la Carta de San Pablo a los Romanos 15, 19 cuando dice que “Desde Jerusalén y sus alrededores hasta Iliria, he llevado a su pleno cumplimiento la Buena Noticia de Cristo”.

Iliria que fue una región antigua de Europa y que hace referencia San Pablo, tenía un extenso territorio que abarcaba el lado occidental de la península balcánica y que incluía parte de lo que es Bosnia, Croacia, Montenegro, Serbia y Albania.  Esta región estuvo por una época bajo el dominio del imperio romano al ser atacada en el año 168 a.C.
Ya posteriormente en el siglo I, la Iglesia Católica había establecido una jerarquía  que se consolidó en el siglo XV cuando era parte del imperio otomano. Más adelante por la Edad Media ya existía la presencia de órdenes religiosas como los benedictinos, dominicos y franciscanos.

Gagliarducci sigue explicando que en esta época ya tres cuartas partes de la población de Albania eran católicos, y el otro tanto eran ortodoxos orientales.
Avanzando rápidamente en la historia y llegando al siglo XX, la nota nos recuerda que en Albania se promovía el ateísmo y se perseguían a los cristianos poniendo de esta manera barreras a la Iglesia, cerrando las escuelas y seminarios, arrestando y asesinando a los obispos y sacerdotes.

Un promedio de 2100 Iglesias y mezquitas fueron cerradas cuando en el año 1967, el país se declara oficialmente un estado ateo, siendo el primer estado en el mundo de denominarse así.
 En 1945, Albania tenía siete obispos y 200 sacerdotes y cientos de religiosas, de todos ellos, sólo un obispo y 30 sacerdotes y religiosas estaban vivos cuando cayó el régimen comunista en 1991 y el primer sacerdote que obtuvo una visa luego de esta etapa para ingresar a Albania fue el ahora Arzobispo Vicenzo Paglia, Presidente del Consejo Pontificio para la Familia.

La historia de décadas de persecución comunista a la Iglesia, lleva consigo la vida de muchos mártires cristianos cuyas fotos hoy adornan las calles de Tirana por la llegada del Pontífice quien con su visita rendirá un homenaje a todos ellos, nuestros hermanos que vivieron situaciones adversas y se mantuvieron firmes en  la fe, incluso el Pontífice escuchará algunos testimonios de personas que han sobrevivido a la persecución comunista.

Así mismo el Papa Francisco busca con este viaje incentivar el diálogo interreligioso para promover un clima de serenidad entre las creencias.
Ya el mismo Pontífice señaló en declaraciones a los periodistas en el vuelo de regreso a Roma desde Corea del Sur que “si miramos a la historia de Albania, desde el punto de vista religioso, fue el único país comunista que recogió el ateísmo práctico en su Constitución”.

“Ir a Misa era anticonstitucional. Y además, me decía uno de los ministros que en aquel tiempo se destruyeron –no quisiera equivocarme en la cifra– 1.820 iglesias. ¡Destruidas! Ortodoxas, católicas… Otras iglesias se convirtieron en cines, teatros, salones de baile… Sentí que tenía que ir: está cerca, en un día se hace… lo considero como un verdadero apoyo a ese noble pueblo”, destacó el Santo Padre.
A esto le agregamos lo que ya el Papa había dicho anteriormente en julio “con este breve viaje deseo confirmar en la fe a la Iglesia en Albania y testimoniar mi aliento y amor a un país que ha sufrido por largo tiempo, como consecuencia de las ideologías del pasado”.
Sólo queda decir que no dejemos de orar por los frutos del viaje del Santo Padre a Albania y acompañar de esta manera a nuestros hermanos albaneses para que su pueblo pueda redescubrir su pasado católico.

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