LA ONDA EXPANSIVA DE ALVARO



Madrid,  se  va  llenando  de  gentes  de  distintos  países,  donde  principalmente  vienen  a  la Beatificación  de  Don  Alvaro  del  Portillo,  el  día  27  de  Septiembre  en Valdebebas.  Pero  recorren también  los  lugares  donde  nació  el  Opus  Dei,  que  tantas  veces  han  oido  y  leído  en  las biografias  de Sanjosémaría  Escrivá  y de  Don Alvaro.








Resulta sorprendente que una beatificación, palabra desconocida para un alto porcentaje de la población, sea el motivo que congregue en estos tiempos a unas 150.000 personas, según los datos que se estiman. ¿Qué les une a esa muchedumbre? Todos ellos son destinatarios de la onda expansiva que emitió la vida de Álvaro del Portillo, una persona que gastó su vida en servicio a la humanidad.
Una onda expansiva, desde el punto de vista físico, es como un fenómeno que se produce de manera casi instantánea y que es causado por la liberación de energía, desprendida ante la súbita transformación de sólido a gas de un explosivo. No deja nada indiferente a su paso. Eso ha sido, es y será la vida deDon Alvaro.

La vida de Álvaro, en apariencia silenciosa, ha sido una explosión de bondad que se ha propagado hasta nuestros días, lo testimonia quienes lo conocieron. José Enrique Mora, comenta algunas de las claves para comprenderlo: “personalmente era cariñoso, amable, optimista, infundía paz a su alrededor, en definitiva era un hombre bueno”. Y esa mezcla de bondad, junto con las cualidades intelectuales y humanas extraordinarias de las que estaba dotado, desbordaron en una vida de entrega y servicio a los demás, entre otras cosas con el impulso y creación de numerosas labores sociales y educativas.
Desde su posición como prelado del Opus Dei, supo detectar las necesidades de países en vías de desarrollo de los cinco continentes, y promover iniciativas solidarias como escuelas, hospitales, centros educativos, etc. Obras como el Hospital Monkole en Congo, que han permitido recibir atención sanitaria, a más de un millón de personas. Otras como las 40 labores sociales y educativas contra la pobreza, han permitido a miles de personas salir de situaciones precarias y capacitarse para aprender un oficio y en definitiva, llevar una vida más digna a muchísimas personas.


Las ondas se propagan, nunca van solas, se contagian, se expanden y arrastran todo lo que encuentran a su paso. Eso ha sucedido con la vida de Álvaro del Portillo. La mayoría de los asistentes a la beatificación, como Abby, Carmen Pilar, David,… no le han conocido en vida, pero les ha “llegado la onda”. Y es que, hay muchas formas de acercarse a un personaje, a través de vídeos, biografías…, y de la huella que han dejado con sus obras. Para ellos Álvaro es un amigo con el que cuentan para resolver problemas de la vida cotidiana, y comprueban su ayuda incondicional, propia de un amigo de verdad. 

Impresiona,  en  la  Exposición  de  "un  santo  en  datos"  instalada  en  la plaza  de  Colón,  cómo  la  base  de  los  santos,  el  núcleo  que  les  une,  es  la oración,  acudir  al  Sagrario,  rezar,  pedir, escuchar, amar, contemplar  la vida  de Cristo.....y  ésto  es  lo  que  nos  lleva  a   querer  imitarles,  con  nuestras  limitaciones,  precisamente  por  eso.

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