CUANTO INFLUYE LA PUBLICIDAD??
Algunos anuncios de lanas para hacer punto, té, perfumes o relojes, entre otros, se han convertido en contenidos de revistas que casi mejor pasar rápidamente sin tenerlos en cuenta. Y no porque sean productos que destruyan la naturaleza humana, ¡para nada! Tejer es una afición sanísima y creativa. Sin embargo sus anuncios publicitarios resultan desconcertantes: ¿una mujer desnuda? ¿Y la lana, dónde está la lana? Como el lector puede intuir estamos hablando de los desnudos en la publicidad. Y es que la inevitable aparición del desnudo femenino está aumentando de manera significativa en el anuncio de cualquier tipo de producto. Cuando no en situaciones sumisas ante una figura masculina.
Estos anuncios, que ocupan páginas en cualquier revista, se han convertido en fotografías con altos contenidos sexuales que no dotan de sentido ni valor añadido al producto que pretenden difundir. Es más, desvían el foco del producto a el/la modelo por lo que la publicidad puede tener dos finales: perder su valor de difusión o que el anuncio sea censurado, con lo que la campaña aumentaría su difusión de manera exponencial.
Hace unos días asistí a una conferencia donde el ponente ofrecía la siguiente reflexión: el amor siempre ha sido el tema estrella de las canciones. Se trata de un amor con intenciones de eternidad: siempre te voy a querer, amor para toda la vida, te prometo amor infinito… Sin embargo las letras de las canciones que suenan hoy en cualquier emisora de radio o discoteca dejan el amor de lado para hablar de sexo de una noche. Armando Christian Pérez, cantante, productor musical y rapero de éxito más conocido como Pitbull, cuenta en una entrevista que la gente quiere escuchar “letras duras”, “letras atrevidas”… Esta actitud que se transmite en la música se refleja en algunas revistas.
La moda, el estilo de vida –lifestyle-, la ropa que se usa para bailar la música de la que hemos hablado en el párrafo anterior, influyen de manera determinante en la actitud personal. En definitiva, la pérdida de sensibilidad que se experimenta en la actualidad, junto con la media de 3.000 impactos publicitarios diarios, hace que cualquier producto que desee llamar la atención, y aquí cerramos el círculo, use el desnudo. Ya sea para anunciar un ovillo de lana azul ya sea para anunciar un té digestivo.
De haber algún origen a esta tendencia se podría decir que viene de los griegos. Ellos percibían la desnudez como símbolo de victoria, juventud y belleza, entre otras. Pero en este caso el simbolismo va por otras vías. En la actualidad, los creativos hablan de “seducir al consumidor” a través de “el suave erotismo”, cuando en verdad nos enfrentamos al uso directo del sexo a través del llamado “marketing erótico”.
En medio de un mundo globalizado donde la segmentación informativa está a la orden del día y se pretende hacernos creer que lo políticamente correcto es que todo esté permitido, os animo a que, haciendo uso de la libertad personal, os permitáis a arrancar esos anuncios y echarlos a la basura allá donde los encuentren. Viva la libertad del lector y la del consumidor.
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