TAPAR LO QUE DE VERDAD SOMOS
¿Estamos en un un mundo de falsedad?? Parece que si; dobles personalidades, ejercicio de construir una vida a costa de los demás, ser imagen o persona que deslumbra hasta que se descubre que no es así, tapujos para conseguir..... desprestigiar un nombre a costa de...... vivir en un mundo incierto (dificilisimo) porque al final todo se sabe..... actuar según me convenga, y si dejo mal al de enfrente.......envidias.....
La veracidad es la virtud de la franqueza, es el amor y el respeto por lo veraz. La persona veraz actúa siempre de buena fe y mantiene una coherencia entre sus palabras y sus actos. Es contrario a la mentira, a la duplicidad y a la hipocresía.
Aquí solamente me refiero a la verdad de las conductas, porque este tema tiene diferentes ramificaciones.
Al ser veraces aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.
Mentir es un recurso fácil de valer sin tener que pasar por esfuerzos ni penurias, aunque el precio que se corre es la posibilidad de ser descubierto. En esto sucede algo similar a la persona que lanza rumores falsos para disminuir a las personas que envidia: puede ser descubierto y la conducta desvelada, ir en su contra desprestigiándolo ante a los que quería influir.
Cuando aparentamos lo que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social...), se tiene la tendencia a mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres... En este momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice: "dime de que presumes... y te diré de que careces"; gran desilusión causa el descubrir a la persona como era en la realidad, alguna vez hemos dicho o escuchado: "no era como yo pensaba", "creí que era diferente", "si fuese sincero, otra cosa sería"..."me desilusionó"......
Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.
Decía Ghandi que "La verdad nunca daña una causa que es justa"