CUIDAR EL AMOR
Todos sabemos que es el amor.... el amor verdadero me refiero... no esos amores ocasionales, pasionales, que no duran mucho tiempo.
Hay muchas maneras de amar, el corazón junto con el cerebro funciona en ese movimiento de apertura del corazón.
Se ama a los padres, a los hijos, a los abuelos, a las amistades....y en cada uno de esos amores expresamos el amor de una manera diferente, pero siempre hay amor porque lo cuidamos para toda la vida.
Cada vez se ven más amores efímeros, personas que se enamoran tres, cuatro veces, comprometiéndose ....y luego aquello se esfuma.... la verdad no sé si llamarlo amor verdadero, porque si fuera así, como dice el sacerdote en la celebración del matrimonio: prometes querererle en las alegrías y penas, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y enfermedad, todos los días de tu vida.....
Saber vivir la vida con ese compromiso de amor, no de aguantar. El que aguanta no es fiel.
Todo ésto incluye un modo de vivir, no es lo mismo ese amor a los 30 años que a los 60 ni a los 80....donde las deficiencias físicas, son evidentes..... pero ahí estamos.
Nadie pierde por dar amor, porque ofrecerlo con sinceridad, con pasión y delicado afecto nos dignifica como personas. En cambio, quien no sabe recibirlo ni cuidar ese inmenso regalo es quien pierde de verdad. Por ello recuerda, nunca te arrepientas de haber amado y haber perdido, porque lo peor es no saber amar.
Todos nosotros somos un delicado y caótico compendio de historias pasadas, de emociones vividas, de amarguras soterradas y miedos camuflados. Cuando se inicia una nueva relación nadie lo hace enviando previamente todas sus experiencias pasadas a la papelera de reciclaje. Nadie empieza de “0”. Todo está ahí, y el modo en que hayamos gestionado nuestro pasado hará que vivamos un presente afectivo y emocional con mayor madurez, con mayor plenitud.
No falta quien se vuelve desconfiado, e incluso quien desarrolla poco a poco la gélida y férrea coraza del aislamiento donde interiorizar el clásico mantra de “mejor no amar para no sufrir“.
Sin embargo, es necesario derribar una idea básica en estos procesos de lenta “autodestrucción”.
Nunca debemos arrepentirnos de haber amado, de habernos arriesgado a un todo o nada por esa persona.
Son esos actos los que nos dignifican, los que nos hacen ser humanos y maravillosos a la vez. Vivir es amar y amar es dar sentido a nuestras vidas a través de todas las cosas que hacemos: nuestro trabajo, nuestras aficiones, nuestras relaciones personales y afectivas…
Si renunciamos a amar o nos arrepentimos por haberlo ofrecido, renunciamos también a la parte más hermosa de nosotros mismos.
El secreto para que una relación sea duradera y feliz está en saber compartir y estar juntos, pasar las mismas penas y alegrías, conllevar las contrariedades, saber ser tú y tú ser yo, no dejar envejecer esa relación. Hay que saberla cuidar, como cuidamos de los hijos, como se cuida una planta para que no se muera, y ésto cada día....no el día de San Valentín.....