GRACIAS, POR HACERME FELIZ
Hace unos días leía una entrevista a un conocido actor, que ha triunfado entre otras cosas por hacer reír, y comentaba que la gente le daba las gracias y le decía: Gracias, por hacerme feliz. Él, que había pasado un mal momento en su vida personal, señalaba que inmediatamente pensaba: ¿Y a mí quién me hace feliz?
A este respecto conocía un estudio que había hecho en América en el que encuestaban a hijos de madres solteras pero adineradas. Les preguntaban qué era lo que más valoraban y qué es lo que más le hacían feliz. Pues el mayor porcentaje coincidía con estar en familia y rodeado de amigos. Y es que hay quien parece tenerlo todo y en definitiva no tiene nada, ¿Y a mí quién me hace feliz?
Parece una pregunta sencilla de responder pero quizás nos lo hacemos en numerosas ocasiones. Puede haber o no respuesta. Quizás sí –qué bien-, quizás no –hay un problema-. Hay muchas personas que se dedican a hacer sonreír, a hacer felices a los demás, pero que sin embargo lloran en su alma, porque se sienten solos, e infelices. Los carteles invisibles que no sabemos leer existen.
Tantos seres humanos que siempre están intentando que tú estés bien, que sonrías, que no tengas problemas y que las preocupaciones sean mínimas, y que no pensamos en ellos. Como siempre están, cómo sonríen,…y lo mismo están peor que tú, pero saben que estando cerca, te hacen feliz. Gracias, pero ¿Y a mí quién me hace feliz?
Porque la felicidad no sólo depende de lo que pasa a nuestro alrededor sino de lo que pasa dentro de nosotros; de cómo nos enfrentamos a los problemas de la vida; de si decidimos superarlo o continuamos lamentándonos; la felicidad no tiene recetas, ni se es feliz siguiendo libros de autoayuda…Hay tantas personas que te dicen, sigue estas reglas y serás feliz. No es tan fácil sobretodo cuando tienes un peso grande encima.
La felicidad es de uno mismo. Los demás nos pueden ayudar a alcanzarla, a hacer más fácil nuestra desdicha o a acrecentar la alegría, pero los métodos o reglas hay veces que no sirven, somos personas individuales y como tales los problemas son individuales.
Muchas personas buscan la felicidad pero muy pocas saben vivirla. Siempre estamos pensando en “cuando tenga dinero seré feliz”, “cuando encuentre trabajo seré feliz”….cuando,…cuando, tenga…tenga…pero si nos pasamos la vida anhelando y no vivimos el momento. Hay que vivir el momento, el instante y no pasarnos la vida esperando a ser felices, porque nunca lo encontraremos, detrás de uno será esperar otro. Hay quien lo tiene todo y es infeliz. Esto es muy verdad....comprobado. El dinero no hace la felicidad.
¿Y a ti quién te hace feliz?