COMPARTO, LUEGO EXISTO......
“Vivimos un momento robótico”, declara Turkle a The New York Times. “Y no porque hayamos inventado máquinas capaces de amarnos o de preocuparse por nosotros, sino porque estamos dispuestos a creer que lo hacen”.
“Las conexiones digitales y los robots sociales nos dan la sensación de estar en compañía sin las exigencias de la amistad”.
Un ejemplo de esta pérdida de atención que nos impide empatizar con los demás es la manía de escribir mensajes de texto en cualquier momento. “Escribimos en los funerales. Escribimos durante los actos de culto del tipo que sean, en una comida, en una cena. Cuando pregunto a alguien por qué lo hace, responde diciendo que solo escribe en momentos aburridos. (…) Hemos perdido de vista que el objetivo de los funerales es precisamente estar junto a otras personas”.
La revolución digital ha establecido “un nuevo código de costumbres sociales que permite dividir la atención”, otorgando a las interrupciones ocasionadas por el móvil un trato de favor. “Yo crecí entre libros. Pero cuando hablaba con mis mejores amigas no tenía permiso para abrir un libro y ponerme a leer en medio de una conversación”.
Todo esto lo que produce es un egoísmo y un afán de dar mas importancia y sentirme satisfecho porque alguien me dice, me pregunta, me cuenta un chiste, me manda vídeos...... es una manera de agredir a nuestra persona, de ponernos encima de un podio donde a los demás, (los que no son nuestros contactos) los dejamos en la lejanía......
La buena noticia es que uno puede optar por “una dieta de medios sociales” más saludable. Es lo que pretenden los campamentos de verano que ofrecen diversión sin móviles ni Internet: “Después de cinco días [de desconexión], los jóvenes son capaces de ver escenas de películas e identificar con éxito lo que sienten los protagonistas”.Algunos ingredientes que no pueden faltar: crear “espacios sagrados”, libres de móviles, en la vida cotidiana (la mesa del comedor, el cuarto de estudio…); abandonar “el mito de la multitarea”, que resta calor y empatía a las conversaciones; potenciar el contacto visual; y cultivar la capacidad de estar solos.
Oia una noticia, explicando cómo ya a los niños de un año que manejan con soltura , ellos no saben lo que son, pero es el móvil de sus padres, la tablet, todos esos movimientos de colores....que ellos con sus dedos están viendo, hace que su cerebro se vaya acostumbrando a enfrentarse con un mundo de placer, divertido.
Antes ellos manejaban juguetes y hacían con ellos lo que querían, ahora tocan y no hay ningún esfuerzo. A qué mundo vamos????? Seremos capaces de detectar la moderación que tendríamos que tener para no asfixiarnos de "tonterías"????
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